Después de la ducha pertinente, preparamos un par de mochilas con los disfraces. Naho tiene un montón de disfraces de otros años, así que nos los llevamos, por si alguien le falta. Hemos decidido qué ponernos:
- Elena: de bruja (más de lo normal :DD)
- Naho: de “china” putilla (aquí la tensión entre China y Japón se nota)
- Diego: una máscara de monstruito dentudo
- Juli: pintado como Paul Stanley de los Kiss
Naho nos lleva corriendo desde casa, por su prefectura (Miyahara), hacia el tren. Parece ser que llegamos tarde, algo que a mí no me afecta demasiado; especialmente porque el punto de reunión era a las 17:30 (menudas horas de quedar!) en un bar en Shibuya, la zona de juerga de Tokio. De camino, Diego se da cuenta que se ha olvidado la máscara (capullo, ni que tuviera mucho más para llevar :P), y nosotros tiramos para el tren, otra colada con un pase no válido todavía, y otro ahorro de 20€, claro.
Como estábamos esperando a Diego en la estación, mientras Naho se maquillaba, pues nos pillamos unas birras, ¡qué remedio! Nos metemos en el tren en dirección a Shibuya, y, la verdad, excepto la peluca rosa que lleva Naho, las pestañas azules postizas y los cuernos con luz, no veo mucha diferencia en su ‘disfraz’ con la ropa del día a día de las chicas en Tokio. En 50 minutos estamos allí.
Al salir de la estación, llegamos al famosísimo cruce de Shibuya, todo iluminado por los rascacielos y las luces de anuncios y televisiones que hay alrededor. Este cruce sí que es un verdadero descontrol, cuantísima gente arriba y abajo. Llegamos al bar, nos pedimos una birreta y empezamos a cambiarnos mientras nos presentamos a la gente nueva. También estaba Michiko, una chica japonesa que habíamos conocido en Barcelona meses atrás, muy agradable y que habla algo de castellano. Recuerdo que cuando estaba en Barna, siempre la hacíamos beber más de la cuenta, así que hoy no será una excepción :DDD
Entre los presentes, además de un par de personas que estaban en la cena Nabe del Jueves y Elisabet (que ya habíamos quedado con ella el día anterior), hay, entre otros, algunos japoneses, una coreana, un taiwanés, un australiano, un belga, algún que otro americano, un cubano (en viaje de negocios…), y una catalana que conocimos en Barcelona hace más de dos años y que vive en Melbourne, pero que ha tenido que salir un mes de Australia porque le había caducado el visado de turista, aunque trabaja en negro y, encima, le guardan el curro durante su viaje, ¡mejor para ella!
Necesitamos más disfraces porque la gente se va animando a medida que beben y hablan. Yo aún tengo que comprar las pinturas, así que nos acercamos unos cuantos a una mega tienda de 6 plantas con artículos de regalo, donde imperan las cosas para disfraces. Algunos compra disfraces, otros máscaras y yo lo mío: 4 tubos de pintura. 2 blancos, 1 negro y 1 rojo. Por algún motivo, de camino a la caja, tres de esas pinturas se me colaron en el bolsillo, así que solamente me cobraron una :O
Regresamos al bar para terminar de arreglarnos y esperamos a los que faltan. Entre estos tardones, brilla con luz propia un japo con un traje de cosmonauta (con el logotipo de Honda), de nombre Roboto. Es una tal Ken, y, obviamente, es la atracción del grupo; y lo cierto es que el pavo se lo ha currado. Salimos del bar, unas 25 personas, de camino a un pasacalles en una zona de bares que están promocionando ahora en Tokio.
Antes de empezar el primer pasacalles, nosotros dos, con Elisabet y Michiko, nos vamos a cenar algo rápido, unos fideos de aquí, como cada día. Elena se me está durmiendo, así que nos tomamos una bebida energética y un café para recuperar fuerzas. Volvemos al grupo y hacemos el segundo pasacalles, con toda la pella disfrazada, algunos muy originales, y un tanto más de la cuenta de personajes de comics y manga.
Para los que van disfrazados, estos japoneses poco a dados a europeos, han ideado un plan para promocionar la asistencia de gente a esta nueva zona nocturna: dan un bono de 30 bebidas gratis en unos 15 bares de la zona: inconscientes!!!!!! Pero bueno, no nos vamos a quejar, ¿verdad?
Todavía no nos creíamos mucho eso de las 30 bebidas gratis, aunque teníamos ya la cartilla con las direcciones y tal. Hasta que no lo beba, no lo creo. Elisabet se va y cedemos su disfraz de concubina a Natalia, la chica de Barcelona. Andamos por bares, pero todos están llenos, hasta que encontramos uno en el que sí que podemos entrar y hacer uso del bono de bebidas: cerveza y bloody mary: ¡gratis! Ya la hemos liado… Apuestas para ver quién consigue más sellos de consumiciones (adelanto que gané yo con 16 :DDD).
Seguimos de bar en bar, con el cachondeo, hablando, bailando, bebiendo sin pagar y liándola. En un momento, conocemos a uno de los organizadores, que iba disfrazado de un muñeco manga, maquillado de puta madre, pero con toque de Lobezno de X-Men un tanto gay. El chaval no hablaba mucho inglés, pero con Naho y Michiko por allí de traductoras simultáneas, no había problema. Nos apropiamos de sus botellas de vino dulce (putos borrachos gorrones) y hasta nos regalaron unas camisetas del evento. Bares y más bares, y ya toca volver a Shibuya (el último metro es a medianoche) para unos bailes.
Naho y Diego y un par más querían ir a un club pijo de Tokio, para el que se tenía que coger un bus gratis desde Shibuya, rollo Ibiza. El problema era que la cola del bus era gigantesca, y había como 60-80 minutos de espera. Además, al llegar allí había otra hora de cola en la entrada; y por si esto fuera poco, la entrada valía 4.000 yenes (28€) sin consumición. Así que preferimos quedarnos en Shibuya con 3 más que conocían un club en el pinchaba un colega suyo. Eran un chaval japonés que había vivido en Rusia 8 años porque su padre curraba allí, una chica finlandesa que tenían 19 años y llevaba 7 estudiando japonés, y una coreana que no hablaba ni papa de inglés: el grupo de la muerte :DDD
El bar no estaba mal, estuvimos un ratito, lo justo para robar una cerveza de la barra, que no comprar. Estos japoneses son muy confiados. Después fuimos a tienda de 24 horas para comprar una sopa instantánea de fideos con marisco (aquí en Japón todo está muy bien organizado), y unas birras. Tenía mucha hambre y me comí los fideos en la puerta del bar, nos bebimos las birras y se nos acoplaron los otros 3 que decían estar bailando. Después volvimos al famoso cruce de Shibuya, para quedar con Diego y Naho, donde se nos acoplaron 2 CSers más que se habían quedado desperdigados (follando en un Internet Café :DD).
Como aún no había tren, nos pusimos en camino a un bar japo-italiano, y mientras hicimos fotos a todos los freaks que pudimos. Además, se nos enganchó un militar de Seattle que estaba de vacaciones y nos dio un poco la brasa. Siempre atraigo a este tipo de personajes, no sé por qué. Después del desayuno, nos fuimos al tren y de camino para casa, que ya el día estaba muy bien aprovechado.
Fue una noche muy larga y un tanto alocada, pero muy divertida, y, por lo menos, pudimos respirar de la vida nocturna de Tokio: muy guay!!!!
Control de Gastos:
- Birras: 1500 yenes (11,45 €)
- Pintura: 298 yenes (2,27 €)
- Cena: 800 yenes (6,11 €)
- Bebida Energética: 196 yenes (1,50 €)
- Café: 130 yenes (0,99 €)
- Birras y Sopa: 700 yenes (5,34 €)
- Restaurante Japo-Italiano: 650 yenes (4,96 €)