domingo, 31 de enero de 2010

Navegando por el Delta del Mekong

Día 95
Can Tho

En el Sudeste Asiático, todos rinden culto al río Mekong, río que nace en el Himalaya, en Tíbet y baja por China, Myanmar, Tailandia, Laos, Camboya y termina en Vietnam. Tiene una longitud estimada de 4.880 km. El Mekong disminuye su velocidad a medida que se acerca al delta, dividiéndose primero en dos brazos. En Vietnam se divide a su vez en nueve brazos que forman un delta de 40.000 km², con unos 3.200 km de canales navegables. El Mekong es un pilar de la riqueza de la península indochina, pues proporciona sustento a unos cien millones de personas. Anualmente se capturan en sus aguas 1.300.000 toneladas de pescado. Se calcula que alberga unas 1200 especies de peces. Con esta presentación, estando en Can Tho, la ciudad más grande del Delta del Mekong, teníamos que hacer una ruta, ¿no?

Hay varias opciones para escoger una navegación por el Mekong. Nosotros, sin Luciano, que se quedó durmiendo, preferimos la del bote pequeño, que lleva una hélice para las zonas grandes, y con remos para poder entrar en los mercados. Además, no teníamos que aguantar a ningún desconocido, solamente Gaili, Elena y yo. El madrugón fue importante, porque nos recogían a las 5:15 de la mañana, con tal de tener el sentimiento romántico de ver el amanecer en el Mekong.

Básicamente, nuestra ruta incluía 7 puntos importantes:
- Amanecer en el Mekong
- Mercado flotante Cai Rang
- Navegación por el Mekong y el Delta
- Mercado flotante Phong Dien
- Campos de arroz
- Monkey Bridge
- Navegación por los canales del Mekong


Nos metemos en el barquito, totalmente de noche y empezamos a navegar.


Poco a poco, empieza a amanecer.



Hasta que al final sale el sol. Tampoco es un amanecer espectacular, pero es interesante.


Se empieza a ver cómo despiertan la ciudad flotante que vive a orillas del río.


Entramos en el mercado flotante más grande del Delta de Mekong: Cai Rang. No tiene nada que ver con las mierdas turísticas que montan en Tailandia para los blanquitos. Aquí son todos locales haciendo sus compras diarias e intercambiando comida.



Barcos pequeños a remos, otros con hélice, barcos grandes. Se puede ver de todo.




Eso sí, el 90% iban con pijamas :^P


Alguno se pega su baño matutino.


También hay pescadores.


Y tiendas flotantes.



Seguimos navegando por el gran Mekong hasta el segundo mercado. Hay momentos en los que pasan los barcos grandes y rápidos que envían unas olas, cuanto menos, divertidas. Sobre todo cuando Elena se ponía a gritar :DD


Mientras llegamos, vemos algunos de los puentes que se usan para cruzar los diferentes canales.


El segundo mercado, llamado Phong Dien. Menos concurrido que el primero, pero igual de interesante. Hacemos otra parada para tomar un té/café y comer algo rápido. Es impresionante ver cómo se mueve esta gente en el agua con los barquitos, para luego ‘anclarse’ a nuestro barco mientras hacen la venta.




Ya llevábamos un rato en el barco, y la naturaleza no perdona, así que teníamos que parar para ir al lavabo. Pero aquí no hay bares con lavabo, por lo que le pedimos a nuestro “chófer”, una mujer muy agradable, que nos permitiese alguna zona con algo de intimidad, más por las chicas que por mí.


Para esto, paró en una casa, y les dijo si nos dejaban usar el lavabo :P No pusieron ningún reparo, y jugamos un rato con la hija de la mujer de la casa y su perrito.



La siguiente parada eran los campos de arroz de Can Tho. Realmente, el color verde es poderoso. Aunque en las fotos se ve muy brillante, en directo es una pasada.



Para volver al barquito, que ya nos esperaba en un canal, teníamos que atravesar un puente que llaman ‘Monkey Bridge’, uno a uno, porque no aguanta más peso. Además de nosotros 3, conocimos una pareja de yankees que iban en otro barquito como el nuestro, y se sumaron al equipo.

Me tocó a mí ir el primero, el gilipollas de turno, y luego pasó el resto. Me siguió Gaili, muy cagona.


Luego Elena.


Después de los yankees, me tocó volver al medio para mi foto :DD


Mientras navegábamos, la conductora iba haciéndonos regalitos: una hoja de palmera con algunas formas, una piña cortada de una forma, un pomelo con otra forma, y, al final, unas flores para las chicas.


Volvimos por unos canales, haciendo una parada en un bar en medio, donde los conductores tienen su comisión y regresamos al gran Mekong para volver a tierra firme.



Al llegar, ya cansados de 6 horas de vaivén de agua, caminamos un poco por Can Tho. Aquí, todo el mundo lleva su gorrito de paja (“non la”), no es un mito, es algo necesario en la indumentaria local. Los que van en bici.


Los que llevan carretillas.


Los que llevan carga.


Los que venden. ¡Todos!


Al final, convencimos a Gaili para que se comprase uno :P


De regreso al hotel, con Luciano ya despierto, salimos a comer; pero nos quedamos en el hotel porque era la final del Open de Australia. Otro partido fácil para Federer contra Murray. Elena y Gaili se fueron a dar un paseo y a comprar los billetes para el día siguiente para Saigon.

Aprovechando que teníamos WiFi gratis en el hotel, como en la mayoría de bares y hoteles de Vietnam, miramos algo de información.

Salimos después a cenar, y volvimos al restaurante Mekong, porque la noche anterior habíamos visto una buena piedra de carne de ternera. Echamos mucho de menos un buen pedazo de carne, y aprovechamos la ocasión. No era la mejor ternera del mundo, pero hizo su función. ¡Qué ganas de un buen solomillo!



Otra vez al hotel, a hacer la maleta y a dormir.

Control de Gastos:
- Desayuno: 68000 VND (2,66 €)
- Barco por el Mekong: 496000 VND (19,44 €)
- Comida: 86000 VND (3,37 €)
- Cena: 132000 VND (5,17 €)
- Lavandería: 25000 VND (0,98 €)
- Bebidas: 50000 VND (1,96 €)
- Hotel: 170500 VND (6,68 €)

sábado, 30 de enero de 2010

Llegada al Delta del Mekong

Día 94
Phu Quoc – Rach Gia – Can Tho

Dejamos la isla de Phu Quoc para volver a tierra firme, aunque no mucho, porque vamos en dirección a Can Tho, la capital del Delta del Mekong, con muchísimos canales. El primer paso es tomar el barco Super Dong hasta Rach Gia, y, desde ahí, un bus a Can Tho.

Nos recoge el mini-bus para llevarnos al puerto bastante prontito, y está incluido en el precio del billete.

El barco es bastante grande, muy rápido, pero se mueve más que la compresa de una coja. En las 3 horas, no pudimos ni dar una cabezadita, ¡qué forma de moverse!


Cuando llegamos, finalmente, a Rach Gia, nos invaden los moto-taxi para llevarnos donde queramos. Son una plaga, y no hay ni uno que hable un poco de inglés, lo que complica mucho las cosas. En principio, la estación de autobuses no debe estar muy lejos, y estos pesados siguen insistiendo.

En el mismo puerto hay una agencia donde venden los billetes y tienen transfer incluido a la estación de autobuses, por lo que no hace falta negociar con los moto-taxi, aunque siguen ahí, insistiendo y bajando precios.


Nos llevaron a la estación, por llamarla de alguna manera, y esperamos hasta nuestro bus.


La sorpresa es que el viaje de 4 horas a Can Tho no será en un bus, sino en un mini-bus, con lo “espaciosos” que son, sobre todo, para mí y para Lucho. Para más inri, nos toca al final de todo.


Finalmente, llegamos a Can Tho, y el cabrón del conductor, nos saca las maletas y nos deja tirados por ahí, Dios sabe dónde. Los chinitos siguen hasta la siguiente parada, y nosotros con cara de póker. Otra invasión de moto-taxi para llevarnos a ‘sus’ hoteles.


Nosotros tenemos muy claro que queremos ir a una zona céntrica cerca del río, con punto de referencia el Hotel 31, que nos lo habían comentado en Phu Quoc. Una dura pelea para bajar el precio de las motos, movimientos hacia la carretera para parar un taxi, y el precio bajó radicalmente a menos de la mitad. Pues nada, otra vez en moto hasta el hotel, cargados con las maletas.

Llegamos al Hotel 31, que no es muy caro, pero las chicas quieren buscar algo más. Las dejamos ir y esperamos en el restaurante del hotel. Al llegar, nos comentan que han encontrado algo más barato justo en la esquina, a lo que el jefe dice: “Discount for you”, y nos lo deja más barato que el anterior. ¡Trato hecho!


El hotel no estaba mal, con aire, agua caliente y espacioso, por un precio muy barato: dos personas, menos de 7 euros.


Nos dimos una duchita y bajamos a descubrir un poco la ciudad. Una sorpresa fue ver que en el menú no solamente tienen serpiente, que ya la habíamos probado en Camboya, sino también ratas. La verdad es que todo el Sudeste tiene muchas ratas, y con lo de que son Budistas y respetan la naturaleza y tal, pues campean libremente por la ciudad.



Salimos del hotel en dirección al Mekong, impresionante de verdad, por el tamaño y por la cantidad de pescado que puede dar.


Paramos en una zona de bares para hacernos un batido de fruta, que los hacen muy buenos y muy económicos.

Después, caminamos un poco más, por la ladera del Mekong, hasta llegar a una plaza con una estatua, de, como no, Ho Chi Minh, símbolo de la lucha comunista y de la reunificación.


Decidimos entrar a cenar en el restaurante Mekong, que, tristemente, está en la Lonely Planet. Cenamos muy bien, muy baratitos, y probamos los ‘crepes vietnamitas’: gigantescos.


De vuelta al hotel, vimos que el tráfico era insufrible, caótico, sin comparación a cualquier otro país que hayamos conocido hasta ahora. Para muestra, un botón.



Al llegar al hotel, reservamos el Tour por el Delta del Mekong, previa negociación por supuesto. El barquito sale a las 5:30, así que Luciano decide que no irá y que se queda durmiendo :DD Al menos, descubrimos la cerveza de la zona: Can Tho.


Control de Gastos:
- Desayuno: 85000 VND (3,33 €)
- Barco: 540000 VND (21,16 €)
- Mini-Bus: 120000 VND (4,70 €)
- Moto-Taxi: 30000 VND (1,18 €)
- Batido: 24000 VND (0,94 €)
- Cena: 120000 VND (4,70 €)
- Bebidas: 30000 VND (1,18 €)
- Hotel: 170500 VND (6,68 €)