jueves, 28 de enero de 2010

Good Morning Vietnam y la increíble playa de Bai Sao

Día 92
Phu Quoc

Aprovechando que teníamos el desayuno incluido, subimos hasta la última planta para empezar el día bien. Era nuestra primera mañana en Vietnam, y estábamos preocupados por cómo hacernos entender, porque NADIE es capaz de hablar más de dos palabras en inglés, al menos en Phu Quoc.

El primer malentendido llegó al pedir la bebida para el desayuno: “hot lemon tea” (té caliente con limón), como estaba en la carta y nos trajeron un vaso de agua caliente con limón exprimido. ¡Manda huevos! Al pedir la bolsita de té, aparecieron con una pajita para beber. Al final, dibujando, se dieron cuenta. Aquí, pedir té, se puede sustituir por Lipton :DD Eso sí, unas vistas muy bonitas desde la terraza del hotel, que tenía ascensor. ¡Buf, cuánto hacía que no me subía en un ascensor!

Mandamos a las chicas a buscar un hotel menos lujoso, y, por tanto, más barato, mientras hacíamos las maletas. Encontramos uno muy familiar, con aire y agua caliente justo al lado, llamado Phuong Trinh. Allí nos mudamos rápidamente, y salimos a comer.


Es importante decir que en todos los hoteles que hemos estado en Camboya y ahora en Vietnam, las habitaciones incluyendo toallas, jabón, papel de culo y cepillo con pasta de dientes. En Tailandia, eso es impensable, y son más caros.

Siguiendo nuestra tónica, buscamos un restaurante local, que, al menos, tuviera la carta en inglés. Menuda odisea para explicar que no me pusieran cebolla; tuve que ir hasta a la cocina a buscar una :P Pero comimos muy bien.

Al tío del bar le preguntamos que nos consiguiese transporte para ir a la playa. Primero un taxi, que rechazamos por caro; después un coche privado, también caro; y finalmente, unas moto-taxi. La cara de Elena valía su peso en oro, pero valía menos de la mitad que el resto e incluía el regreso.


Pues nada, a las motos. Pero antes, parada para llenar los depósitos de gasolina, y con la dependienta en su pijama, como no.


Así salimos hacia la playa de Bai Sao, en la que teníamos la intención de encontrar algo que no habíamos encontrado en Tailandia o Camboya, pero sí en Fiji: una playa de arena blanca y con pocos turistas. Ya en las motos, nos dimos cuenta que los cabroncetes nos llevaban por el camino de tierra, que están asfaltando ahora. Elena delante con el “jefe” de la cuadrilla, y único que se expresaba en inglés.


Yo tenía que ir el último, tal y como les explicamos, y me pasó Gaili…


Luciano con su ‘hablador’, porque no hacía más que hablar por el móvil…


Y el mío (era difícil hacernos una foto a los dos estando en marcha).


Por algún motivo que no llegamos a entender, nos llevaron primero a una tienda en la que vendía perlas. Intuyo que ellos tenían su comisión, así que por no encabronarlos, entramos a mirar 1 minuto y salimos. A medida que íbamos entrando, cada uno de ellos conseguía su botella de agua, jaja.

Otra vez a las motos, y de camino a Bai Sao, que está a unos 30 kilómetros desde Duong Dong. Llegamos Gaili, Elena y yo juntitos, pero Luciano tardó unos minutos, porque su conductor, con su afición al móvil, se había perdido en una de las llamadas…

La impresión al llegar fue increíble.


¡Qué playa más preciosa!



Preguntamos incluso en el único hotel con cabañas que hay en la playa, pero era un poco lío irnos ahí solamente para un día, aunque los precios estaban bien. Unos 15-20 dólares por noche. Era el momento de hacernos nuestra fotillos en esta playa tan bonita.



Incluso escribir en la arena de una isleta ‘VIETNAM’ y hacernos alguna foto más.



Mientras nos secábamos, había una chica que quería practicar inglés y que trabaja de guía turístico, y que iba con su cliente. Era muy divertida y también nos hicimos unas fotos con ella.


También nos dijo cómo se llama el gorro típico vietnamita: “non la”. Lucho lucía el gorrito.


Era hora de despedirnos de esta playa y regresar al hotel, porque empezaba a anochecer.


Más motos de vuelta, conduciendo un poco loquillos, pero esta vez por carretera asfaltada. Al pobre Luciano le adelantábamos todo el rato, porque su chófer no paraba de recibir llamadas, incluso se atrevía a escribir mensajes de texto.

Nos dejaron en el hotel, les pagamos y nos dimos una duchita; para salir a cenar al Night Market, con todo el pescado y marisco fresco.


De camino, paramos en algunos centros de buceo para pedir precio para salir al día siguiente. Decidimos reservar en el Coco Dive Center, regido por un gabacho con un acento en inglés terrible. El más tópico y típico que se puede imitar. Lo más divertido de este buen hombre fue cuando nos preguntó el nombre uno a uno para apuntarnos. Gaili decidió escribirlo ella misma, y él francés lo leyó y dijo: “¡Ah, Galí!” :DDDD Ya le habíamos cambiado el nombre a la pobre chica.

Seguimos hacia el mercado a regatear el precio por cenar, como es costumbre, y pedir pescado, gambas, almejas y demás cosas. Pero ya hemos llegado al límite humano soportable de arroz, así que les dijimos que si no nos ponían fideos, cambiábamos de bar :DD El cambio fue a mejor, claro está.


Finalmente, de camino al hotel, nos tomamos una cervecita en el W2B, viendo el fútbol, y nos fuimos a dormir.


Control de Gastos:
- Comida: 110000 VND (4,31 €)
- Moto-Taxi: 200000 VND (7,84 €)
- Cena: 174000 VND (6,82 €)
- Bebidas: 100000 VND (3,92 €)
- Hotel: 180000 VND (7,05 €)

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