martes, 5 de enero de 2010

Navegando por el Parque Natural de Koh Phi Phi

Día 69
Koh Phi Phi

Elena ‘wake up call’ se encarga de organizar al grupo, despertar a Andreea y poner el punto de encuentro. A las 8, como un reloj, estamos en el punto de recogida, pero ni rastro de nuestro barquero. Viendo cómo está el agua, con la marea baja, no parece ser posible salir antes de las 9:30, y así nos los confirma un tipo allí, conocido de Am.


De camino, Luciano se ha agenciado con una nevera que nos va a hacer un buen favor hoy, seguro. Está un poco sucia, pero le daremos una buena limpieza y listo.


Debido a la marea, no nos queda más remedio que irnos a desayunar. Encontramos un sitio que hacen, por 3€, buffet libre. Eso quiere decir: comer hasta el límite y cargarnos de comida para las 8 horas de navegación. Ahí, gitaneando, rellenando bolsas con comida: vegetales en una, pan en otra, carne en otra, todo para llevar :DD

Volvemos al punto de encuentro, aún no hay noticias de Am, pero su jefe ha mandado a alguien a buscarlo. Mientras, nos coordinamos para ir a comprar hielo y llenar la nevera. Hay que llevar de todo: cervezas, bebidas, cervezas, agua, cervezas… y birras, claro. Barcadi Breezer para Elena y Andreea, a la que ya hemos empezado a llamar Dorobanzu (en verdad, su apellido es Dorobantu, pero la T rumana tiene coletilla y suena como doble Z), porque los chicos se han percatado de cómo la llamamos Elena y yo. ¡El día preparado! ¡Y aparece Am! El buen Am no habla casi nada de inglés, así que le hacemos un mapa con números para distinguir las paradas.


Y así empezamos a navegar, y a tomarnos una Chang.


De camino, agua cristalina, con destino a la primera parada, la isla más alejada: Bamboo Island.


Al llegar, nos encontramos con una playita maravillosa, increíble, quizás para pasar un día entero. Por eso, hay algunos barcos en la zona, pero suficiente para tener tu espacio privado.



Aquí nuestro bote, con nuestro barquero, Am, de rojo.


Y Elena en el barquito, Sunisa.


Hacemos las primeras inmersiones para ver la fauna marina.

Muy bien, siguiente isla: Mosquita Island. Hora de reponer fuerzas.


Mosquito casi no tiene playa, y es, básicamente, para bucear. El barco tiene que amarrar en medio del agua, no en la orilla, así que es el momento perfecto para preparar la cobertura acuática de la cámara.


¡Nos lanzamos a bucear! Ariel por un lado.


Luciano por el otro.


Elena con su chaleco, porque mi niña no es Ester Williams, que se diga :P


Y el que os da el coñazo. Sí, sí, con tanta cena la barriga sigue creciendo ;-)


Nos quedamos sorprendidos de ver unos peces que no se asustan, y que se dejan alimentar.


También nos encontramos algunos peces más, quizás los más bonitos que vemos son las mariposas.


Volvemos hacia Phi Phi Don, pero a la zona este, pasando por unos acantilados en los que no cabe el barquito, aunque le dijimos de intentarlo, hay que bordearlos.


Paramos en Loh Dalum Bay, una playa curiosa, con poca gente, pero después de ver Bamboo, poco tenemos que hacer aquí. Una parada rápida para hacer un bocata, y seguimos. Tampoco hay muchos peces aquí.


Siguiente parada: Monkey Beach, una playa con un montón de monos, pero al llegar hay tantísima gente que ya han hinchado a los monos y se han ido a dormir. Un poquito de asquito con tanta gente, 10 minutos, ¡suficiente!


Otra vez al barco, y esta vez, entraremos en una bahía sin playa, con la entrada en unas paredes rocosas impresionantes, anclando el bote en medio de la pequeña bahía.


Y otra vez al agua, pero ahora sin cámara, a ver qué hay. ¡Buf! Hay de todo, hasta unas anguilas eléctricas, que van en grupo y van chispeando dentro del agua.

Un mono baja a visitarnos, y hasta arranca a Andreea del barco, con su chaleco, por supuesto, para darle algo de comer.


De nuevo arriba, y nos empieza a llover. Quizás mejor, porque vamos a la atracción principal de Koh Phi Phi, en la isla sur, llamada Phi Phi Ley, la playa de Maya Bay, donde se grabó la malísima película de ‘La Playa’, con Leonardo Di Caprio. Aún con la lluvia, la playa está infectada de gente y barcos, muchísimos, casi imposible encontrar un punto de tranquilidad.


La lluvia no amedrenta a nadie, ¡me cago en la puta! Y tampoco los 200 baht que hay que pagar al pisar la playa, pero, nosotros, ahorrativos, nos hacemos los locos. Para hacernos más complicado, sacamos el balón de volley y empezamos a darle patadas al aire, hacia las rocas, para hacernos un hueco, que conseguimos, pero algunos cafres como nosotros se nos unen a patear la bola. Hasta tal punto que vienen los de control y deciden ¡echarnos de la playa!


¡Cabrones! Nos han echado, pero no nos vencerán fácilmente, porque no hemos pagado, así que nos da igual. Nos sentamos en la arenita, sin hacer ruido, bajo una roca, resguardándonos de la lluvia.


Con o sin lluvia, hay que nadar en esta playa, verdosa, increíble, y muy caliente. ¿Será la presencia de tantísimos turistas lo que la calienta? Mejor no pensarlo, y contribuimos a calentar el agua, jeje.


Ya han pasado más de 7 horas y nos toca regresar a puerto. Lo mejor del regreso, un banco de peces bastante pequeños, en bandadas de 500 ó 1000 que van saltando junto a los acantilados, brillando la plata de sus panzas. No pudimos hacer una foto, a ver si encuentro alguna por Internet.

Una duchita, fría claro, no nos vendrá mal. Decidimos ir a cenar, para cambiar el tercio, a un italiano-thai. Curiosamente, tenemos digestión pesada, así que tenemos que andar, tomándonos una Chang. Andamos y andamos, hasta la playa, donde nos ofrecen en el Apache Bar un mini (bucket – cubo) gratis. Pues lo probaremos, si es gratis… Obviamente, un poco mierdix, gin tailandés con Sprite o algo así. No podemos ni terminarlo.


Nos vamos a sobar.

Control de Gastos:
- Desayuno: 300 THB (6,25 €)
- Comida: 500 THB (10,42 €)
- Cena: 350 THB (7,29 €)
- Barco: 800 THB (16,67 €)
- Birras: 150 THB (3,13 €)

No hay comentarios:

Publicar un comentario