Koh Phi Phi
¡Qué bien dormimos! Despertamos a los chicos y nos fuimos a desayunar. Elena es el ‘wake up call’ oficial del grupo, es la parte logística, como dice Ariel :DD
Con el estómago lleno y decidido que íbamos a ir hacia la playa de Long Beach, una de las más bonitas de la isla principal, donde se quedaban dos españoles de Madrid totalmente locos que conocimos en el barco; quisimos buscar un ‘barquito privado’ (long tail boat) con conductor para ir el día siguiente a explorar el resto de islas del complejo de Koh Phi Phi. La intención era enterarnos de los precios que ponen de día, para poder negociar mejor por la noche. En Tailandia, que sirva de información, los precios de día y de noche pueden variar. En las tiendas, la noche es más cara, porque hay más clientes. Para los barqueros, la noche es más barata, porque significa curro a primera hora de la mañana del día siguiente. Hay que seguir probando y regateando hasta encontrar lo que se está buscando, sin dejar que te levanten la camisa.
No encontramos nada interesante, así que lo dejamos para la noche. Decidimos ir caminando hasta Long Beach, que dicen es un camino interesante, con buenas vistas. Una Chang para el camino :DD
¡Buf! Colina arriba, colina abajo… Mucho calor y sudando como pollos en el horno. Aunque las vistas son bonitas, el regreso lo haremos en taxi acuático.
Finalmente, llegamos a Long Beach, de arena blanca.
Un verdadero paraíso.
Incluso podemos hacer fotos para enviar a Lonely Planet, que no se crean que son los únicos que saben. En estas islas, esas fotos de agua transparente, arena blanca y el barco no son nada difíciles de hacer.
Unos bañitos, juegos con la pelota de volley que nos hemos encontrado… ¡Disfrutando!
También llega el momento de tomar algo de beber, fresquito, probando los batidos, que aquí son muy naturales y refrescantes. Vale, vale, acepto que tengo barriguita :DD
Y así hasta el atardecer.
Pero volvemos con taxi, porque esa caminata no hay Dios que se la vuelva a dar, en medio de la jungla, casi escalando :DD El taxi nos deja en el puerto principal de Phi Phi. Nos toca ducha y salir a cenar.
¿Dónde ir? Hoy, con la broma de la playa, no hemos comido, así que necesitamos porciones grandes: ¡Papaya!
Se ve que nos ha pegado el sol, de hecho, estamos negros. Una buena cena para reponer fuerzas.
Al acabar, vamos a la búsqueda de nuestro barco para el día siguiente. Empiezan por 4000 baht (unos 80€) por los 5 durante 3 horas. Negociación, uno tras otro, van bajando, van cediendo, nos vienen a buscar, hablamos, peleas, risas… Finalmente, Am, un chico joven, de unos 22 años, un poco fumado, acepta: 2000 baht por 8 horas, precio redondo. No habla mucho inglés, y quedamos a las 8 de la mañana con él, en el mismo sitio. Dura pelea, pero final feliz.
Nos tomamos una birra de camino a casa, Andreea a su masaje y a dormir, que toca otro madrugón…
Control de Gastos:
- Desayuno: 250 THB (5,21 €)
- Comida: 210 THB (4,38 €)
- Cena: 400 THB (8,33 €)
- Taxi: 160 THB (3,33 €)
- Birras: 100 THB (2,08 €)
- Hotel: 2500 THB (52,08 €)
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