sábado, 23 de enero de 2010

Llegada a la capital: Phnom Penh

Día 87
Phnom Penh

Otro buen madrugón para empezar, porque tenemos un bus hacia la capital de Camboya: Phnom Penh. Había dos modalidades de bus, con una diferencia de un dólar. Pero la ‘cara’ incluía recogida en el hotel, tentempié, agua, té y café en bus, aire acondicionado y lavabo. Esto último es importantísimo, porque los viajes por aquí no son cortitos, y hacen la parada de rigor (en algún bar donde tienen comisión, claro está). Además, la opción menos barata nos dejaba en Central Market, por donde nosotros queríamos quedarnos.

A las 7 en punto nos recogió el mini-bus que nos iba a llegar desde el Hotel Chhaya a la estación de autobuses, aunque nos hicieron esperar un ratito para salir. Tiempo que aprovechamos para comer algo y comprar una botella de agua, ante la negativa de Elena, tan confiada con los ‘servicios’ incluidos en nuestro billete VIP.


Primero, tuvimos que esperar a que cargasen todo el “equipaje” antes de entrar. Sí, sí, como veis, las motos también viajan en el bus.


Después, llegamos al bus, diseñado para tamaños camboyanos, y menos lo del aire, todo lo demás era mentira. Ni lavabo teníamos. Bueno, sí que tenían lavabo, pero decían que no funcionaba. Menos mal que habíamos comprado agua :DD


Aguantamos en el bus hasta que hizo la parada para comer, a las 3 horas, y allí comimos algo, que había hambre.


Hasta ahora me había olvidado de explicar las cervezas de Camboya, que es un punto importante para descubrir una cultura, jeje. Las principales cervezas en la antigua Kampuchea son:
- Angkor: lo principal en el este país siempre tiene alguna etiqueta que lo relaciona con Angkor, como pasado histórico. Es la cerveza Premium de Camboya
- Anchor: aunque el nombre sea muy parecido, se pronuncia diferente, es algo más ligera
- Klang: la del elefante, bastante fuerte, tipo Chang tailandesa
- Phnom Penh: la birra de la capital, también bien valorado
- Special: la más barata que hemos encontrado, aunque no la tienen en muchos sitios


Seguimos 3 horas más de bus tras la parada y llegamos a Phnom Penh, con el impresionante río Mekong bañando la ciudad. El caso es que el puto autobús no paró donde debía, en Central Market, nos dejaron en una oficina de turismo, con el asalto de los conductores de Tuk-Tuk para llevarnos a los hoteles en los que tienen comisión, pero claro, eso nos obligaba a estar en una zona que no era la que nosotros queríamos :-/

Total, que nos tuvimos que pelear con un Tuk-Tuk, y nos metió una buena clavada por llevarnos a donde nosotros queríamos ir: Baeng Kak. El problema es que íbamos con las maletas y sin hotel, y al dejarnos alejados, no podíamos enviar a dos a buscar hotel, callejeando, y quedarnos dos con las maletas. Bueno, ¡qué remedio! Fuimos en Tuk-Tuk estafador hasta un hotel, dejamos las maletas, y las chicas se fueron a la caza del hotel.


Al final, encontramos hotel, y fue bastante complicado, porque los hoteles en la zona de Baeng Kak, junto al lago son realmente lo puto peor. Por lo menos, encontramos un buen precio, pero cutre, cutre a más no poder. Nos dimos una duchita y salimos a comer.


Mientras estábamos esperando, Luciano y yo vimos que había unos restaurantes indios que ofrecían ‘All you can eat’ por un precio fijo, y hacía allí nos fuimos. De entrada, aquí habla inglés en 1% como máximo, y mal, así que la comunicación se complica. Segundo, el buffet libre que proponían no era tal, porque te daban una bandeja con algo de comida y no se podía repetir. Finalmente, era la peor comida india que he probado en mi vida, quizás eran de Myanmar o yo qué sé.


Andamos un poco por la zona y pensamos en la ruta para visitar al día siguiente la capital. Baeng Kak viene a ser como Khao San Road en Bangkok, pero inmensamente más cutre y bastante sucio. Cuando digo ‘bastante’ me refiero a que es lo más sucio que he visto en vida. El olor es fuertísimo, la basura se amontonan en todas las calles, la gente mea donde le viene de paso, hay ratas más grandes que mis gatos y unos mosquitos asesinos que hay que ahuyentar con citronella (repelente).

Queríamos ir al Night Market, que solamente abre los sábados por la noche, así que andamos por la avenida principal de Phnom Penh en esa dirección. En el camino, vimos una blanquita, y le preguntamos cómo llegar. Craso error, era una chica norteamericana, viajando sola por el mundo, a la que solamente le quedaban 4 días para volver a EEUU después de 15 meses. Se unió al grupo, y me imagino que había hecho un curso de retiro o algo, porque hablaba por los codos. Da igual la respuesta que le dieses, ella hablaba, y hablaba, y seguía hablando. Hacíamos la broma que quizás también mientras tenía en la boca una… bueno, la broma típica, ¿no?

Por fin llegamos al mercado, una hora más tarde, porque nuestra nueva amiga yankee había hablado tanto que se pasó la calle para girar. Pero no se pasó 2 calles, se pasó 11, ¡eso es hablar! El mercado era interesante, pero no teníamos ganas de comprar mucho. Buscamos un restaurante, y nos sentamos. Hay que decir que todos los restaurantes del mercado tienen las ‘mesas’ en el suelo, es lo normal aquí.


Cenamos y nos tomamos una cerveza. También le dábamos a los niños globos y caramelos, y se nos acercaban a pedir, como era de esperar.


Nótese en la foto anterior la moda del pijama que hay en Camboya. Cada día, mañana, tarde y noche, las mujeres y niños salen a la calle en pijamas, muy coloridos, a juego los familiares. Vamos, que la moda pijamera va a hacer estragos en el mundo entero. En la próxima pasarela de Milán, hay van a estar. No es penséis que es una persona únicamente, el 40% de las mujeres/niños van con pijama todo el día.

Nuestra nueva amiga seguía hablando y nos volvimos a nuestra zona a tomar la última. Para ello, pillamos un Tuk-Tuk de regreso, que paró en una casa de putas y nos dijo: “Boom-Boom?”. La escena era curiosa, al menos: un Tuk-Tuk con 5 personas, 3 chicas y 2 chicos y nos paraba para ver si entramos a follar…

Para los mal pensados, no, no paramos; seguimos hasta Baeng Kak. Ahí, fuimos a un bar que tiene terraza mirando al lago, por llamarlo de alguna manera. Lo único bueno era que tenían un portátil y podías poner la música que querías. Nos fuimos porque había una chica italiana, que se me encaró por ser catalán y hablar catalán. Habría sido un buen blanco para darle un ostión, pero preferimos cambiar de bar.

Al bajar, nos despedimos de la estadounidense, con los tímpanos sangrando, y fuimos a un bar justo en la esquina de nuestro hotel. Lo más bizarro de esta ciudad es que, con la ruta del opio del Mekong, hay mucha droga, y la ofrecen con total impunidad en cualquier esquina. Tienen tres tipos de marihuana, crack, cocaína y opio. Si re3spondes que no, aún te ofrecen putas, y hasta menores para los más depravados. De hecho, aquí hemos empezado a usar una definición para algunos personajes que vemos, que llamamos “pervertidos hijos de puta”.

Total, que hicimos la penúltima en este bar, y se ve bien claro, en la última línea de la carta de precios, que fumar porros es gratis si consumes algo en el bar. Así como lo oís, no me he equivocado al escribirlo. Como no somos fumetas ninguno de los de 4, nos lo cambiaron por un chupito.


Aún así, me hice la foto de rigor de tan extraña escena con los camareros y el cartel, que está anunciado también, por si alguien no lo había leído en el menú. Para más inri, en el bar justo en frente había tres policías, y los tres disfrutaban del “regalo”, hasta incluso uno tuvo ganas de ir al lavabo, aprovechando para mear en una esquina en la calle, ¿para qué entrar al servicio? No le hice una foto por si se mosqueaba, pero me quedé con las ganas.


Con la escena peculiar nos despedimos y nos fuimos a dormir.

Control de Gastos:
- Bus: 12 US$ (8,45 €)
- Tentempié: 2 US$ (1,41 €)
- Comida: 7 US$ (4,93 €)
- Cena: 6 US$ (4,23 €)
- Bebidas: 5 US$ (3,52 €)
- Hotel: 10 US$ (7,04 €)

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