sábado, 31 de julio de 2010

Llegada a Pyatigorsk: la familia

Día 249
Pyatigorsk

A las 5 de la mañana, la yaya de abajo me despertó para pedirle que la ayudase a sacar las maletas, que ya llegábamos a su parada (me parece que era Rostov-na-Donu, pero no lo puedo asegurar, estaba sobadísimo). ¡Qué agradable la abuela, coño!

Empezó el calor sobre las 10:30, y nos quedaban aún 3 horas para llegar. Había que prepararse bien, con una “ducha” en esos lavabos tan entrañables, jaja. Debíamos causar buena impresión, que la familia nos estaba esperando.

Como siempre, a la hora esperada, llegamos a la estación. Salimos con todas las maletas y momentón tierno: abrazos, besos, lágrimas, excitación, cachondeo. ¡Qué os voy a contar! Directos a casa a ponernos al día y a hacer comida/cena en familia.

Nada más llegar, uno de los gatos de la familia, el más pequeño “Jamaica”, o como dicen en ruso “Koshka”.

Y aquí toda la familia: Lidia (la yaya), Igor (el hermano de Elena), Maria (su mujer), Evgeny (el sobrino) e Irina (la sobrina).


Control de Gastos:
- Desayuno: 80 RUB (2,11 €)
- Comida: 650 RUB (17,11 €)
- Teléfono: 100 RUB (2,63 €)
- Cena: 138 RUB (3,63 €)
- Bebidas: 182 RUB (4,79 €)

viernes, 30 de julio de 2010

En dirección al Cáucaso

Día 248
Moscú – Pyatigorsk

Salimos, sobre las 22:30 al metro para irnos a la estación de tren, que nuestro tren hacia Pyatigorsk, en el Cáucaso, donde vive la familia de Elena, salía a la 1:30. Fer y Gabriel nos acompañaron para despedirse (¡guapetones, nos vemos en Barna!). Y menos mal, porque ese camino no lo encuentro ni de coña, cruzando la vía del tren, un riachuelo, etc. :DD Pues nada, en la estación, recogimos las maletas y esperamos nuestros tren. ¡Adiós MOCKBA! (*MOCKBA está en cirílico; en latín sería MASKVÁ).

Habíamos pillado los asientos de populacho, donde viajan los rusos de verdad, y donde todo se comparte. Obviamente, nada de inglés o castellano; exclusivamente ruso. Igualmente, intentamos negociar con nuestra querida ‘Provodnitza’, pero pedía mucha pasta, aunque suponía un ahorro del 30% del precio original.

En nuestro espacio, porque en estos trenes decir ‘compartimento’ suena demasiado lujoso para lo que es, teníamos dos familias: 1 yaya con su nieta, de camino a ver a la familia; y un matrimonio con su hija de vuelta a casa. Menos mal que tuvimos suerte con los vecinos, porque tuvimos la malísima suerte de tener el verano más caluroso de la historia de Rusia (contando todos de los que se tienen registros), y en nuestro compartimento no bajaba la ventana, así que estábamos a una media de 35º, casi nada.

La historia era como siempre: Elena explicando y traduciendo nuestro viaje, bebiendo cervecilla, haciendo bromas, e incluso, jugando a las cartas. Todo esto, mientras se compartía la bebida y la comida. Y todos mirándome con cara extraña, eso de ser guiri en zonas no transitadas por turistas.

Esta vez, el tren era de 36 horas. Ya me quedaba menos de mi libro “Guerra y Paz”.

Control de Gastos:
- Desayuno: 35 RUB (0,92 €)
- Cena: 25 RUB (0,66 €)
- Bebidas: 160 RUB (4,21 €)


jueves, 29 de julio de 2010

El Metro de Moscú

Día 247
Moscú

He preferido hacer una entrada extra para este día que estuviese dedicada exclusivamente al metro de Moscú. Una pequeña introducción. Moscú es una ciudad muy grande, gigantesca, y el metro llega a todas las esquinas del área metropolitana. El hecho que sea muy grande, hace que el tiempo y espacio entre cada parada sea alto, por supuesto. Pero el tiempo de espera de cada metro es mínimo, entre 2 y 3 minutos, no más.

En Moscú hay 10 líneas, 9 son normales, haciendo una traza de norte a sur o de este a oeste, y la principal es circular, haciendo un círculo al corazón de la ciudad. El diseño de las paradas antiguas consta de los años 40-50, en plena época comunista, de ahí que la decoración esté muy enfocada a personajes o escenas de la revolución o el establecimiento del gobierno del comunismo, posteriormente.

La disposición es muy similar en todas las paradas. Si bien la decoración es muy original y diferente, la estructura es idéntica en todo el metro: una puerta de acceso muy grande, las taquillas para pagar (eso, ni los comunistas lo quitan :D) y unas escaleras eléctricas larguísimas que bajan muchos metros hasta el andén. Una vez en el andén se ve un cuerpo central principal, donde está la decoración (cenefas, figuras, escenas, etc.) y a ambos lados los andenes donde se cogen los trenes. No es importante decir en qué paradas salimos a hacer fotos, en cuál empezamos o en cuál acabamos, porque casi todas las paradas antiguas están decoradas de forma espectacular. Y eso que dicen que el metro de San Petersburgo es incluso mejor. A título informativo, empezamos en Arbatskaya buscando la línea circular que nos la hicimos entera. Llegar, salir, ver, hacer foto, siguiente metro en la misma dirección.

Pues los 4 nos fuimos a la estación. Primero, la entrada, con el cuerpo circular, como templetes del Renacimiento, con pinturas en alguna esquina y un tambor alrededor decorado. Como veis, estrellas rojas, la hoz y el martillo, Lenin… son ejemplos muy típicos.

Después, las súper escaleras que bajarán, no sé, 100 metro, una barbaridad, y, aún así, hace menos calor que en el puto metro de Barcelona, en el que tendríamos que meter cada día a los capullos del alcalde y del president, para que se pongan en nuestra piel.

Así, llegamos al cuerpo central de los andenes, de forma semi-circular y con salidas a ambas vías. Suele haber pinturas en alguno de los extremos.

Al metro, hacia la siguiente parada.

Más de lo mismo, pero diferente. Como dicen en Tailandia: ‘same, same… but different’. Decoraciones pintadas o teselas, marcas geométricas con esculturas, etc.

O vidrieras.

Y así sin parar. Una parada tras otras. En algunas, más modernas, hay cierta voluntad de acercarse a algún arte contemporáneo y dejar atrás tanto comunismo.

Fer, Gabriel, Lenin, San Basilio y Moscú

Día 247
Moscú

Pues nada, otra noche más en el tren y llegada a Moscú, a una de las estaciones. Al metro, hacia otra estación de tren, porque por la noche salíamos hacia el Cáucaso, y queríamos dejar las maletas. Después, hacia la Plaza Roja (Krasnaya Ploshad'), que habíamos quedado con Fernando y Gabriel justo en frente de San Basilio a las 12:00, para pasar el día juntos.

Hicimos un poco el cafre por la Plaza Roja y San Basilio.

Y fuimos hacia el Mausoleo de Lenin, que está en el medio de la Plaza Roja. Primero, hay que dejar móviles y cámaras, y luego pasar por el detector de metales. Un paseíto hasta el mausoleo y ¡ahí está la momia! A ver, cómo explicarlo, el cadáver de Vladimir Ilitch Ulianov, Lenin, está momificado, casi como un muñeco de cera, en una habitación muy grande que está muy fría. Está metido en una urna y lleva un traje oscuro puesto. Se le ve la cara, con su peculiar perilla, y las manos. El problema es que lleva muerto 80 años, y claro, eso no pasa en balde. De tanta limpieza y por la forma de la iluminación se parece al puto muñeco de Gusiluz. Es como si le hubiesen metido una bombilla por el culo y se le iluminase la cabeza y las manos.

¿Os acordáis del Gusiluz? Ahora cuestan 10.000 dólares por Internet, que son de coleccionista :P Por cierto, Iniesta no es Gusiluz, ¿eh?

Desde la Plaza Roja, caminamos un rato por la muralla del Kremlin, donde la gente se refrescaba como podía. ¿Moscú a 40 grados? Sí, es el verano más caluroso en los registros históricos. Y nos bebimos un vasito refrescante de Kvas, una bebida muy popular aquí, hecha a base de pan.

Ya más fresquitos, seguimos caminando hacia la calle Arbat (la antigua), que viene a ser como Las Ramblas de Moscú. Aquí nos metimos en el "Mu-Mu" a comer (es como una cadena de restaurantes, con 7 ú 8 por Rusia, con algo parecido a un buffet), y hacía un calor brutal. Cuando era la hora de irnos, un chico en la mesa de atrás, que hablaba castellano, nos dijo que abajo había aire acondicionado. Pues nos bajamos y nos tiramos 2 horitas charlando y bebiendo unas birretas, jeje.

Seguía haciendo calor, así que decidimos hacer una ruta por el metro de Moscú, para acondicionarnos. El siguiente será una entrada exclusiva para el gigantesco metro de Moscú. Cuando acabamos con el metro, nos fuimos a un supermercado cerca de la casa de Fernando y Gabriel (sí, sí, viven en Barcelona, pero estaban en casa de un amigo de CSing, que, casualmente, no estaba), y cenamos en su casa. ¡Mucha carne y birras negras!

Salimos, sobre las 22:30 al metro para irnos a la estación de tren, que nuestro tren hacia Pyatigorsk, en el Cáucaso, donde vive la familia de Elena, salía a la 1:30. Fer y Gabriel nos acompañaron para despedirse (¡guapetones, nos vemos en Barna!). Y menos mal, porque ese camino no lo encuentro ni de coña, cruzando la vía del tren, un riachuelo, etc. :DD Pues nada, en la estación, recogimos las maletas y esperamos nuestros tren. ¡Adiós MOCKBA! (*MOCKBA está en cirílico; en latín sería MOSKVA)


Control de Gastos:
- Desayuno: 30 RUB (0,79 €)
- Maletas: 314 RUB (8,26 €)
- Lenin (Mausoleo): 40 RUB (1,05 €)
- Comida: 721 RUB (18,97 €)
- Metro: 208 RUB (5,47 €)
- Birras: 136 RUB (3,58 €)
- Tren a Pyatigorsk: 3277 RUB (86,24 €)
- Cena: 350 RUB (9,21 €)
- Bebidas: 300 RUB (7,89 €)

miércoles, 28 de julio de 2010

Descubriendo el Volga

Día 246
Kazán

Por suerte, Mansur tiene horario flexible y puede llegar a la oficina a las 10:00, así que pudimos dormir un poquito, y luego nos acercó en coche hasta el río Kazán, justo detrás del Kremlin, donde hay algunos edificios gubernamentales.

Cuando llegamos al Kremlin, nuestros saltitos :D

Desde aquí, pillamos un bus y nos fuimos al río Volga, el más largo de Europa, a ver si podíamos hacer un crucero. Cuando llegamos, ya había salido, y solamente hay dos por día (a las 12:00 y a las 15:30), por lo que nos tocaba esperar, pero vimos un grupo de turistas rusos de viaje organizado y nos enchufamos. Elena le explicó el caso a la chica y nos hizo pagar el precio reducido, jeje. Yo cantaba como una almeja. El Volga es muy grande, aunque no es precisamente muy bonito. Será otra historia para contarle a los nietos, pero poco excitante :DD

Una vez regresamos al puerto, volvimos al centro a comer. Después, subimos a lo más alto del hotel Kazán (un 4 estrellas), de acceso gratuito, que tiene vista a la calle Baumana, desde una colina, y al resto de la ciudad. ¡Interesante!

Por cierto, es bueno saber que en todas las plantas del hotel hay fuentes con agua muy, muy fría, en las que, si tienes tanta cara como yo, se pueden rellenar las botellas. No es por el precio del agua, sino porque en Rusia, todas las tiendas (las famosas ‘Producty’) venden el agua poco fría. Total, para 4 semanas de calor que tienen, ¿para qué preocuparse?

De bajada, nos metimos en un centro comercial (por el tema del aire acondicionado) a comer un helado, y luego quedamos con Farida y Mansur, pues habíamos dejado las maletas en su coche, para hacer un café e ir a la estación. Metimos todo en el vagón y nos despedimos de ellos. ¡Muy buena gente!

En el tren, una birretas antes de dormir y hacia Moscú, que nos esperaban Fernando y Gabriel.


Control de Gastos:
- Crucero por el Volga: 400 RUB (10,53 €)
- Bus: 60 RUB (1,58 €)
- Comida: 649 RUB (17,08 €)
- Imanes: 90 RUB (2,37 €)
- Libro Bulgakov: 107 RUB (2,82 €)
- Birras: 120 RUB (3,16 €)
- Tren a Moscú: 5230 RUB (137,63 €)
- Cena: 165 RUB (3,93 €)