Ruta escénica pintoresca hacia Battambang

Día 85

Siem Reap – Battambang

El día anterior habíamos decidido cambiar de aires y mover el culo hacia Battambang, al oeste del país. Se puede ir de dos maneras, en bus, unas 2 horitas, y unos 5 dólares; o en barco, de 3-8 horas, unos 18 dólares. Esa variación de tiempo depende de la temporada seca o de lluvias.

Que no se me olvide… Nuestro hotel se llama Ponloue Angkor Villa, está bastante bien, muy económico, con desayuno y justo al lado de las calles principales de restaurantes y bares. Como de costumbre, si a alguien le interesa, el password de la WiFi es “0977777005”.

El caso es que una de las cosas que hay que ver en Camboya son las aldeas flotantes. Muchísima gente vive en casas flotantes o barcos. Se organizan tours para ver estas aldeas, y cuestan, aproximadamente, 20 dólares por persona. Si sumas ver una aldea más el viaje a Battambang, lo mejor es ir en barco. Depende del tiempo que tengas, claro, puedes matar dos pájaros de un tiro. Eso sí, el paisaje es realmente increíble.

Pues empezamos el día con un buen madrugón, como era de esperar, porque la hora de recogida es a las 6:00 para salir a las 7:00 de puerto, y pidiendo que nos diesen algo de té y café antes de irnos. La furgoneta, cargada hasta los topes.


Llegamos al “puerto” por llamarlo de alguna manera, y empieza la invasión de gente para vender cosa: deporte nacional de Camboya.


Cuando vimos el barco en el que teníamos que ir tantas horas, se nos cayeron los huevos al suelo. Obviamente, no se cumplen ni un 10% de las medidas de seguridad a las que estamos acostumbrados en Europa, pero eso es normal por la zona, y lo tenemos más que asumido.


Un poco de geografía: desde Siem Reap a Battambang se puede llegar por carretera, pero también por barco. Se arranca desde el lago Tonle Sap, y se baja por los canales del río Tonle Sap (sí, el mismo nombre). En temporada de lluvias, el trayecto es de 3-4 horas; en temporada seca (Noviembre a Mayo) hay menos profundidad y puede tardar 8-10 horas.

Pues nos disponemos a salir, y, nada más empezar, nos alcanza un tormentón del copón. Las cortinas del barco estaban rotas, como era de suponer, así que no teníamos más opción que calarnos del agua que llovía y del que saltaba del barco. Y claro, sin movernos porque la estabilidad del barco se veía muy comprometida. Sacamos los chubasqueros que pudimos para cubrir el material delicado: dinero, pasaporte y portátiles.


Nos estábamos mojando tantísimo que no nos quedó otra opción que levantarnos y sentarnos atrás, en un banco guarrillo o encima de las maletas.



El rato que estuvimos en el lago, sabiendo que era la única zona de Camboya donde hay cocodrilos, fue un poco agónico. Pero bueno, sabíamos que los cocodrilos no están en el lago, sino en los pantanales laterales. Ya nos habíamos informado un poco. Eso sí, nos agenciamos un par de chalecos salvavidas, de los que solamente hay para un 20% de los viajeros. Igualmente, tras pasar el lago, el agua es muy poco profunda y NO hay cocodrilos :DD

Entramos en los canales y todo se calmó. Empezaba el paisaje pintoresco. Primera aldea flotante.


Sus pescadores (el 80% del pescado de Camboya viene el río Tonle Sap).



Casitas.


Taxis.


Tiendas.


Autobús escolar.


Y así, un pueblo tras otro. Y otro, y otro y otro. En cada uno, casas diferentes, barcos diferentes, pescadores diferentes, templos diferentes… Hasta que llega el momento en el que entiendes los problemas que tienen cuando llega la temporada de lluvias y el agua sube entre 6 y 8 metros.

La verdad es que no me atrevo a decir que haya pobreza, porque todos tienen algo para comer y están contentos con sus vidas, a su manera.

Es muy divertido ver a todos los niños levantando la mano y gritando ‘hello!’ o ‘goodbye’ a medida que el barco va pasando por sus aldeas. Nosotros respondemos saludando también, y nos dan una sonrisa enorme. Solamente pasan dos barcos al día por estas aguas, si pasa alguno, y, posiblemente, esta es una de sus mayores atracciones.


Tras varias horas, y menos mal que hay lavabo en el barco, paramos a comer… en una aldea flotante, claro. La gente del barco nos está esperando. Comida local, con arroz.


Prefiero ir al lavabo aquí, aunque no sea tierra firme. Me toca hacer cola, porque el tío que está delante de mí se sacó la chorra y se puso a mear directamente en el río. ¡Qué guarro! – pensé yo. Cuando abro la puerta del lavabo, y veo que son unas tablas con un agujero al río, ya lo vi menos violento :DD


Había salido el sol y hacía un rato que nos habíamos tumbado en el techo del barco. Ahí nos hicimos nuestro hueco, nos intentamos echar a dormir, hablábamos, conocíamos gente, etc.


Y seguimos pasando por más pueblos flotantes.


Uno a la derecha.


Otro a la izquierda.


Una cosa que me llamó muchísimo la atención es ver que también usan los dedos de los pies para agarrarse al barco; yo no sé hacerlo.


Un colegio de UNICEF.


Niños saludando desde sus casas.


Una granja flotante.


Una pescadora, cigarro en boca, remando.


Máquinas enormes para capturar pescado o mantenerlo bajo el agua tras ser pescado.


Y, por fin, tras 9 horas de barco, llegada a Battambang. Invasión de Tuk-Tuk para llevarnos a diferentes hoteles, pidiendo dinero, empujándose entre ellos…

Teníamos las ideas muy claras, queríamos ir al Hotel Chhaya, que ya habíamos mirado por Internet y tenía buenas críticas. Buscamos el minibús de ese hotel, que tiene viaje gratis al hotel, y nos fuimos para allá (también tienen WiFi, password “chhayahotel2009”). Realmente, estaba bien: bien ubicado, habitaciones espaciosas, aire, agua caliente por 7€ dos personas.


Nos dimos la ducha de rigor y salimos a cenar. El restaurante elegido fue el ‘White Rose’ que nos recomendó otro huésped del hotel de Siem Reap. Buen precio y buena comida, pero al estar en la Lonely Planet, lleno de blanquitos turistas, todos juntitos.

Al terminar, volvimos al hotel y compramos una cerveza de camino para tomárnosla en un banco y a sobar.


Es curioso que en Camboya las leyes sean diferentes, y te ofrecen marihuana, crack, cocaína, opio y putas en la calle, a la vista de todo el mundo. Al menos, yo me sorprendí. Sé que tienen mucha droga por la zona, pero eso no quita que pusiese cara de flipao.

Control de Gastos:
- Barco: 36 US$ (25,35 €)
- Comida: 5 US$ (3,52 €)
- Cena: 8 US$ (5,63 €)
- Bebidas: 3,75 US$ (2,64 €)
- Hotel: 10 US$ (7,04 €)