Bay of Islands
Teníamos que conducir un buen rato hacia el norte, por lo que nos levantamos prontito. Llamamos al amigo de Kirin y pudimos poner el agua. ¡Por fin una duchita!
Cocinamos para poder hacer un picnic (desayuno y comida) allá donde fuésemos. Los hijos de la casa donde nos quedábamos tenían dos tablitas de surf que no dudamos en llevarnos, por si había suerte.
Nos salió un día de putísima madre, por lo que sabíamos que nos tocaba ya nadar en el mar de Nueva Zelanda, respetando el frío y las súper olas que hay por la zona.
Primero, fuimos hacia el Cabo Reinga, la zona más norte del país, con un faro y una vista preciosa.
Una montañita en el punto más norte de Nueva Zelanda.
También había esas señales de distancia que hay en algunas zonas del mundo. Realmente, estábamos muy lejos de casa.
Hicimos un picnic y pudimos ver a lo lejos las marcas que van dejando las ballenas en el mar al moverse, lentamente. Lástima que no pudimos acercarnos. Obvio, estaba en el medio del mar :DD
Desde Reinga, bajamos un poco al sur, hacia el desierto de dunas. Por si ya no habíamos visto en Nueva Zelanda parajes increíbles, encima nos encontramos con dunas. La verdad es que si decimos que las fotos son del Gobi o del Sahara, la gente se lo cree.
Pasamos un rato muy divertido, saltando y haciendo surf en la arena, ostión incluido.
Nuestros saltos:
Hasta Kirin saltó:
Llegaba la hora del bañito, con olas enormes y agua fresquita. Para ello fuimos a Spirits Bay (me niego a traducirlo :DD), para tomarnos unas birras y echarnos un rato al sol.
El agua fría, las olas incontrolables y fieras… no pude entrar mucho en el agua, pero sí hacer algo de mini-surf.
Me parece que pude contar 6 personas en una playa inmensa durante las 3 horas que estuvimos allí.
De bajada hacia Whatuwhiwhi, paramos también en la ’90 mile beach’, que es una playa que tiene 90 millas de verdad, y que se puede hacer en coche cuando la marea está baja. Sin duda, este país tiene de todo. También paramos para hacer un café en Kaitaia, y a comprar algo de comida que nos faltaba.
Para hacer todo esto más extraño, cuando bajamos del coche en Kaitaia, un pueblo perdido de la mano de Dios en el norte de Nueva Zelanda, nos encontramos con la pareja de alemanes que conocimos en casa de Paul y Diana, en Nadi, Fiji. Ya más coincidencias eran imposibles. Suerte que no hablamos con más gente en Fiji, sino habríamos tenido para todo el viaje, jeje.
Nos quedaba la puesta de sol en Whatuwhiwhi.
Pues nada, de vuelta a casa, a cenar y a dormir.
Control de Gastos:
- Cena: 55 NZ$ (27,50 €)
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