El día no había mejorado mucho, hacía frío, pero por lo menos había dejado de llover. Era nuestra primera vez montando en Kayak, y, para rematar, el mar estaba bastante agitado, con olas bastante grandes.
Salimos cuatro kayaks dobles con un guía, que nos iba explicando la zona y nos ayudaba. La verdad es que fue muy interesante y pudimos ver la fauna y la flora de la zona.
Intentamos dar la vuelta a una roca muy tortuosa, como parte de la excursión, pero con lo torpe que somos le dimos un par de ostias guapas al barquito :DD Bueno, no fuimos los únicos, solamente uno de los kayaks consiguió hacerlo (los que ya lo habían practicado antes), los otros 3 fracasamos en el intento, jeje.
Para que os podáis imaginar la temperatura del agua, os puedo comentar que pudimos ver focas jugando en el agua, a 4 metros nuestro. Lo mejor del día, sin duda.
También fue interesante meternos en una cueva de un metro de ancho, más o menos. Tuvimos que hacer dos intentos, porque cada vez estábamos más cansados. Menos mal que cogimos el paquete de medio día, 4 horas remando: ¡hasta los huevos!
Lo más divertido fue el desembarco, con olas cada vez más grandes en una playa privada, sin acceso caminando. Lástima que el día no acompañaba. Aunque el guía lo tenía todo preparado. Cuando sacamos los kayaks, se montó allí un picnic con galletas, tostadas, té, zumo y café. ¡Brutal! El tío, muy agradable por cierto, lo llevaba todo en el kayak para esperar el ‘Water Taxi’ que nos tenía que llevar de vuelta al punto de salida. Menudo frío, me tiré media hora tiritando, y con el bañador puesto, caladito…
Volvimos al hostal a ducharnos, aunque ya no nos tocaba, y nos pusimos en marcha hacia Nelson, donde nos esperaba Nina, una mujer alemana que llevaba 30 años en Nueva Zelanda.
Nada más salir de las curvas del Parque Nacional, límite 100, con una curva cerrada de izquierda (todo a ras), llegamos al pueblo de Riwaka, que de golpe se convertía en 50. Empecé a frenar, pero como llevaba a dos detrás muy pegados, la deceleración no podía ser brusca. Resultado: otro poli cabrón que me paró, a mí y a los dos que llevaba detrás. Bueno, parece que empezaba a aprender, porque esta vez fue a 68 km/h, 18 más de lo permitido. Otros 60€ de multa que va a pagar Rita, porque aquí no se aclaran con eso de tener dos apellidos, así que los invierto o digo que el primero es parte del nombre y así no pueden localizarme. ¡Ssshhhh!
Por cierto, aquí la policía sí que se lleva el dinero recolectado, no los agentes, pero sí el cuerpo. Pues que vengan al Polígono a buscarme, ¿no? Total, para lo que me queda en el convento…
De camino a Nelson paramos en Rabbit Island, muy curioso porque tienen una zona semi pantanosa donde la gente escribe cosas con piedras para que se vean desde la carretera. Nosotros no íbamos a ser menos ;-)
Llegamos a casa de Nina, y preparamos la cena. Seguimos con la pasta, que es más rápida y estábamos cansadísimos. La pobre mujer, sabiendo que venía gente de España, quería llevarnos al los ‘Jueves Salsa’ que organizan en un bar. Tampoco le íbamos a decir que no, pero que baile ella solita.
Curiosidad en esta casa: el río que pasa por el vecindario pertenece a su terreno, así que puede hacer lo que quiera. En su caso, hay unos peces (eals) a los que alimenta con carne. ¡Coño, menuda impresión! Alimentar estas serpientes es divertido, y ver cómo se levantan del agua.
Después de cenar, Nina nos dio un montón de consejos para el viaje, y algunos contactos. Más tarde, fuimos a lo de la salsa. Bailaba ella, y alguna peña más. El más joven creo que tenía el doble de años que yo. Había una pareja curiosa con la que hablamos: brasileña (34 años) – neozelandés (67 años). Muchos de estos estaban locos por la salsa y hablaban un poco de castellano, así teníamos que pensar menos :DD
De vuelta a casa, una birreta y a dormir. En este caso, en una cama simple, porque ninguno quería dormir en el suelo. Así, apretaditos, que la noche estaba fría :P
Control de Gastos:
- Kayaking: 220 NZ$ (110 €)
- Cena: 25 NZ$ (12,50 €)
Salimos cuatro kayaks dobles con un guía, que nos iba explicando la zona y nos ayudaba. La verdad es que fue muy interesante y pudimos ver la fauna y la flora de la zona.
Intentamos dar la vuelta a una roca muy tortuosa, como parte de la excursión, pero con lo torpe que somos le dimos un par de ostias guapas al barquito :DD Bueno, no fuimos los únicos, solamente uno de los kayaks consiguió hacerlo (los que ya lo habían practicado antes), los otros 3 fracasamos en el intento, jeje.
Para que os podáis imaginar la temperatura del agua, os puedo comentar que pudimos ver focas jugando en el agua, a 4 metros nuestro. Lo mejor del día, sin duda.
También fue interesante meternos en una cueva de un metro de ancho, más o menos. Tuvimos que hacer dos intentos, porque cada vez estábamos más cansados. Menos mal que cogimos el paquete de medio día, 4 horas remando: ¡hasta los huevos!
Lo más divertido fue el desembarco, con olas cada vez más grandes en una playa privada, sin acceso caminando. Lástima que el día no acompañaba. Aunque el guía lo tenía todo preparado. Cuando sacamos los kayaks, se montó allí un picnic con galletas, tostadas, té, zumo y café. ¡Brutal! El tío, muy agradable por cierto, lo llevaba todo en el kayak para esperar el ‘Water Taxi’ que nos tenía que llevar de vuelta al punto de salida. Menudo frío, me tiré media hora tiritando, y con el bañador puesto, caladito…
Volvimos al hostal a ducharnos, aunque ya no nos tocaba, y nos pusimos en marcha hacia Nelson, donde nos esperaba Nina, una mujer alemana que llevaba 30 años en Nueva Zelanda.
Nada más salir de las curvas del Parque Nacional, límite 100, con una curva cerrada de izquierda (todo a ras), llegamos al pueblo de Riwaka, que de golpe se convertía en 50. Empecé a frenar, pero como llevaba a dos detrás muy pegados, la deceleración no podía ser brusca. Resultado: otro poli cabrón que me paró, a mí y a los dos que llevaba detrás. Bueno, parece que empezaba a aprender, porque esta vez fue a 68 km/h, 18 más de lo permitido. Otros 60€ de multa que va a pagar Rita, porque aquí no se aclaran con eso de tener dos apellidos, así que los invierto o digo que el primero es parte del nombre y así no pueden localizarme. ¡Ssshhhh!
Por cierto, aquí la policía sí que se lleva el dinero recolectado, no los agentes, pero sí el cuerpo. Pues que vengan al Polígono a buscarme, ¿no? Total, para lo que me queda en el convento…
De camino a Nelson paramos en Rabbit Island, muy curioso porque tienen una zona semi pantanosa donde la gente escribe cosas con piedras para que se vean desde la carretera. Nosotros no íbamos a ser menos ;-)
Llegamos a casa de Nina, y preparamos la cena. Seguimos con la pasta, que es más rápida y estábamos cansadísimos. La pobre mujer, sabiendo que venía gente de España, quería llevarnos al los ‘Jueves Salsa’ que organizan en un bar. Tampoco le íbamos a decir que no, pero que baile ella solita.
Curiosidad en esta casa: el río que pasa por el vecindario pertenece a su terreno, así que puede hacer lo que quiera. En su caso, hay unos peces (eals) a los que alimenta con carne. ¡Coño, menuda impresión! Alimentar estas serpientes es divertido, y ver cómo se levantan del agua.
Después de cenar, Nina nos dio un montón de consejos para el viaje, y algunos contactos. Más tarde, fuimos a lo de la salsa. Bailaba ella, y alguna peña más. El más joven creo que tenía el doble de años que yo. Había una pareja curiosa con la que hablamos: brasileña (34 años) – neozelandés (67 años). Muchos de estos estaban locos por la salsa y hablaban un poco de castellano, así teníamos que pensar menos :DD
De vuelta a casa, una birreta y a dormir. En este caso, en una cama simple, porque ninguno quería dormir en el suelo. Así, apretaditos, que la noche estaba fría :P
Control de Gastos:
- Kayaking: 220 NZ$ (110 €)
- Cena: 25 NZ$ (12,50 €)
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