viernes, 30 de octubre de 2009

Antigua capital de Japón (Nakamura)

Día 3
Kamakura


Nos levantamos a las 8 y vamos a la estación de Shinjuku. Allí hemos quedado con una chica mexicana, llamada Elisabet, que vive en Montreal y que quiere unirse a nuestra excursión por la ciudad de Kamakura. Tenemos guía para esta visita, un chico japonés llamado Naoki y que vive en Kamakura.

Nuestro Japan Rail Pass es válido desde el 2 de Noviembre hasta el 8, pero nos ha dicho Jim que no lo miran, así que vamos a usarlo, a ver si hay suerte.

Efectivamente, ni lo miran, con ser occidental y enseñar la portada, ya hay suficiente. Entramos y esperamos el tren. Elisabet llega 2 minutos antes, y nos partimos de risa al ver a los robots esperando en filas de dos el tren: todos con su móvil o MP3, jugando o navegando, sin hacer un ruido. El destino es Kita-Kamakura, pero encontrar el tren que va para allí es siempre una odisea, porque ni Dios habla inglés.

Al llegar a Kita-Kamakura, Naoki nos está esperando. Andamos un poquito y llegamos a los templos Zen de época Edo, cuando Kamakura era la capital. Todo muy bonito, escaleras arriba y abajo, fotos, y un montón de arañas no venenosas, pero que sí que pican. Aquí las llaman ‘Arañas Geisha’, por su color llamativo.



Salimos de este conjunto de templos, que son de pago, y vamos a ver los templos ‘femeninos’ de la misma orden. Más andar, y más cansancio. Ya estamos muertos de hambre, así que toca ir a comer. Escogemos un sitio de una comida japonesa llamada Okonamiyaki, que consiste en una base de huevo, col y algo lácteo en el que se echan diversos ingredientes (gambas, cerdo, calamar, verduras, etc.). Toda esta se mezcla, y se echa en una plancha que está en el centro de la mesa. Se va cocinando y cuando está hecho se le añade una salsa llamada ‘okonamiyaki’, un poco de mahonesa y atún seco en hilos (que llaman ‘atún que baila’), que se retuerce por el calor de la comida al derretirse.



Salimos del restaurante muy llenos, porque es un restaurante tipo buffet libre con precio cerrado, hasta que te canses de pedir las tortillas esas.

La siguiente parada es la que hemos estado esperando todo el día: el Buda de Kamakura. Es una figura imponente, muy grande y preciosa. Nos hacemos un montón de fotos y ya nos toca volver a Tokio, porque hemos quedado con Naho y Diego en Shinjuku a las 19:30. Como ya hicimos por la mañana, nos colamos sin pagar, utilizando el Japan Rail Pass, que aún no es válido :DDD



Me puse a perrear un rato, que estaba cansado.



Y vimos la puesta de sol...



Otra vez! El puto caos de Shinjuku con los robots pululando por todas partes. Cuando nos encontramos con Naho y Diego, decidimos ir a un bar a tomar una cervecita y algo de comer, ligero, que hemos comido como cerdos y aún nos dura.

Un bar muy curioso, japonés, en el que dejas los zapatos al entrar y los metes en una taquilla, para ir descalzo por el local, menos mal que me he cambiado los calcetines, ostias! Tomamos una par de birras, algo de pescado y carne, y volvemos a casa de Jim & Heath, que habíamos quedado con ellos para tomar algo en casa.

Llegan un poco tarde como a las 23:00, aunque nosotros habíamos llegado a las 22:30. La verdad es que Heath llega un poco pedo, así que vamos a tener cachondeo. Nos tomamos las cervezas que hemos traido y ellos ponen una botella de vino, australiano, por supuesto. Es un puntazo ver a Heath totalmente borracho recogiendo con el aspirador una copa de vino que se le ha roto en el suelo. ¿Aspirar una copa de cristal? Pues sí, hay gente que lo hace.

Nos quedamos sin birras y me toca ir a por más. En Tokio hay un montón de ‘tiendas de conveniencia’ que abren 24 horas. En la primera, no aceptan visa, pero tienen un cajero (sí, dentro de la tienda) para sacar pasta, compatible con Visa, pero no hay manera de que la coja, y todo el menú está en japonés, nada más. Los dependientes conectan el teléfono del cajero con el soporte, que habla menos inglés que mi gato, y se limita a decirme que no se aceptan visas europeas, que intente pagar con el móvil. Parece ser que en Japón tienen un chip en el móvil al que conectan la visa, la tarjeta del metro, y la polla de su tía…

Pues nada, a la siguiente tienda, que es un 7-Eleven, y tampoco aceptan visa. Tercera tienda, aquí sí que aceptan visa. Compro unas birras y unas patatas y vuelvo a casa. Hablamos de mil y una cosa y nos ponen al día de diferentes temas de Japón, aunque quizás de un punto de vista de extranjeros. Nos lo bebemos todo y a las 3 a dormir, que mañana hemos quedado con Naho y Diego para ir al Monte Fuji por la mañana, y por la tarde/noche, tenemos Halloween.

Control de Gastos:
- Entradas a los templos: 800 yenes (6,11€)
- Refrescos: 300 yenes (2,30€)
- Comida: 3150 yenes (24,05€)
- Suica: 2000 yenes (15,27€)
- Buda: 500 yenes (3,82€)
- Supermercado: 643 yenes (4,91€)
- Birras: 1144 (8,73€)

2 comentarios:

  1. Cabrones!

    Que me dais envidia, hehe...bueno, Japon no tanto pero cuando llegue el Sudeste Asiatico...

    Bueno, un placer leeros, disfrutad todo lo que podais, yo contando los dias que faltan para pasarme 3 semanas de vacaciones locas en Sao Paulo y Rio de Janeiro, con vuestra hijita Vanessa ;-)

    Un besazo para los 2!

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  2. Los gastos, quitando transporte y tema de móviles, me parecen de lo más normales, cojonudo (no compráis fruta, verdad? Sale a euro la pieza de fruta, jaja). Envidia pareja!

    3 ***** semanas, Katu? Eso es lo bueno de no trabajar para multinacionales... pero no esta bien que lo diga yo ahora mismo, jaja.

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