Dunedin
Dormimos genial, sin un solo ruido, aunque con mucho frío fuera. Pero no dentro, porque teníamos hasta mantas eléctricas, ¡qué gran invento! Robyn nos dejó su habitación de invitados, y era mejor que la de muchos hoteles.
Por la mañana, el sol dejaba ver un paisaje como el fondo de escritorio de Windows XP.
Robyn y Graeme se habían coordinado para no dejarnos marchar nunca :P
Nos hicieron el desayuno y, después, un tour por su inmensa granja: ovejas, perros, vacas, y demás animales. Tuvimos que ir en el 4x4 de Graeme, y la ‘lista’ de Elena dijo: “Yo voy delante”. Pues toma, cada vez que cambíabamos de prado, tenía que bajar para abrir y cerrar la verja. Nos enseñó cómo separan las ovejas, cuánta lana dan (él produce unos 30.000 kilos al año), cómo se esquilan, etc. Muy interesante.
Salimos varias veces del coche a jugar con los animales y divertirnos un rato.
Para más inri, con tantos campos y con tantas ovejas, los que bajan de la furgoneta más veces tienen opciones de pisar más… más… mierda :DDD
Al regresar a casa, Robyn ya había preparado la comida para todos, por lo que no podíamos decir que no. También pasaron por allí algunos familiares de ellos, todos igual de sencillotes y amables.
Nos tocaba pillar el coche para ir a Dunedin, que se nos hacía tarde. Se nos hacía tan tarde que quizás iba un poquito más rápido de lo normal, por lo que me cazaron en un control de radar móvil, tan comunes en Nueva Zelanda. El límite era 100 km/h y yo iba a 119, y las multas las empiezan a poner a 112. Charlé un poco con el policía, por los 60€ de multa que me acababa de poner, y le pregunté qué pasaba si no la pagaba. A eso respondió que me podían denegar la entrada al país durante un año. Pues bien, ¡qué pague Pujol!. Incluso le pedí que me dejara hacerme una foto con él, porque sabía que no iba a pagar, y se reía. Hasta que me echó diciendo: ‘Venga, tira, va’ :DD
Decidimos ir por la ruta larga, para ver la Scenic Ocean View hasta Dunedin:
- Algún mirador, de los millones que hay por aquí.
- Alguna playa
- Algún lago
- Algunos animaluchos
Fotos, fotos y fotos, y de camino para arriba. Al llegar a Dunedin, buscamos el hostal de las chicas (obviamente, no le iba a pedir a nadie más que se quedaran con nosotros), y nos dirigimos a la casa de nuestros amigos locales: Hamish y Debbie.
No nos costó mucho encontrar la casa, y cuando llegamos, nos presentaron a la familia: Sam, su hijo de 19 años; Erin, su hija de 23, y Ruby, su perrita de 10.
Lo primero era ir al Supermercado a comprar algo para cena, porque me volvía a tocar cocinar. Fui con Hamish, para hacerlo más rápido. Al volver, cociné algo para cenar bien, y 5 litros de Sangría. Sa también se apuntó, obviamente, y pasamos una noche muy agradable, y nos fuimos a dormir contentillos.
Me dijeron que el día siguiente jugaban los All Blacks (el equipo de Rugby para que el que no lo sepa), por quienes hay realmente devoción en Nueva Zelanda. Empezaba a las 8:30 de la mañana, 12 horas en Francia. Tenía que disfrutar del ‘Haka’ (baile tribal que hacen antes del partido), al menos estando aquí, ¿no?
Control de Gastos:
- Coche: -24 NZ$ (12 €)
- Cena: 29,15 NZ$ (14,50 €)
No hay comentarios:
Publicar un comentario