Great Ocean Road (Melbourne)
Preparamos la maleta después de levantarnos y Paul nos llevó a la estación de Bell, donde habíamos quedado con las chicas para alquilar el coche (Nikki, danesa; y Ashley, estadounidense). El trámite fue rápido y Paul decidió dejarnos encarados a la autopista para que no nos perdiésemos, y nos dibujó en el mapa todos los sitios en los que teníamos que parar para no perdernos nada. Un tipo increíble, de verdad.
En vez de bajar directamente por la carretera del Océano, fuimos siguiendo la autopista para llegar más rápido a la parte de abajo. Curiosamente, la mayoría de gente hace la ruta dos veces, con lo que se tarda el doble. Nuestra ruta era muy sencilla: de Melbourne a Geelong, de Geelong a Colac y de Colac a Port Campbell. Después, debíamos volver atrás unos 10 kms para ver los 12 Apóstoles.
Al llegar a Port Campbell compramos algo de comida para hacer un picnic, porque habíamos conducido unas 3 horas largas, y fuimos a ver los 12 Apóstoles. Cada vez que conducía, cambiaba de carril o me incorporaba me recordaba: ‘Por la izquierda, por la izquierda…’; aunque ya me lo recordaba el Estada cada X kilómetros.
Llegamos a los 12 Apóstoles, un paraje que recuerda un poco a los acantilados de Moher, en Irlanda, dimos un vistazo por la espectacular vista y buscamos un lugar para hacer un picnic. Duro trabajo porque no está muy preparado para hacer eso, y conocimos a las moscas más pesadas del mundo. Toda la gente andaba con 8 ó 10 moscas pegadas a la camisa. Se posaban en la cara, en el pelo, donde fuese. Era tan raro hacer un picnic en esa zona que hasta los japos no echaban fotos, lo nunca visto.
Cuando acabamos el picnic, debíamos seguir con nuestra ruta hacia arriba, y no me esperaba una carretera tan sumamente mierda. Es como las cuestas del Garraf, pero durante 200 kms. ¡Menudo coñazo! Eso sí, hay sitios para parar que son realmente impresionantes.
De entre estas paradas, escogimos el mirador Gable y el mirador de Castle Cove. Da igual cual, porque hay 50 diferentes. Y nosotros los escogimos al azar, tampoco hay que darle más vueltas.
En uno de los coches aparcados se notaba quién era el europeo, que entraba por la salida, salía por la entrada y aparcaba como le salía de los webs.
Llegaba el momento esperado de ver a los koalas :DDD Las señales nos empezaban a indicar que estábamos en la zona, y paramos en Apollo Bay a hacer una café antes de llegar a Kenett River.
El mapa de Paul era muy preciso: al llegar a Kenett River, justo después del parking de caravanas, se gira a la izquierda y se coge un camino de tierra en paralelo a la carretera. Así lo hicimos, y paramos el coche a los pocos metros de entrar al camino. Nos bajamos y empezamos a mirar alrededor, cuando Nikki dijo: ‘¿Eso es un koala?’. Efectivamente, habíamos visto el primero.
Yo me acerqué a echarle una foto, y, en ese momento, otro koala pasó justo por mi pierna y se me paró a menos de un metro. Le acaricié un poco y no le molestaba mucho. Aproveché para hacerle una foto, mientras él posaba tranquilamente. Se cambió de árbol y quise volver a tocarle, pero se puso a gritar y subió para arriba. Entonces fue cuando le vi las uñas. ¡Su puta madre, si parecían pacíficos!
Seguimos haciendo fotos porque vimos un par de ellos más, y hasta nos dimos cuenta que son animales que comen y cagan al mismo tiempo, ¡qué coordinación!
Empezaba a anochecer, así que nos dirigíamos ya a casa de Jessica, en Fairhaven, pero teníamos que parar a comprar algo de comer y beber, tampoco es plan de llegar haciendo el buitraco. Paramos en Lorne para comprar y en 15 minutos ya estábamos en casa de Jessica, que nos estaban esperando para hacer la barbacoa. En total, unos 600 kilómetros.
Fairhaven es una zona muy pija, cerca de Melbourne (unos 100-150 kilómetros), en plena Great Ocean Road, con casas mirando al mar que valen un riñón. Obviamente, los padres de la dueña eran gente de muchísima pasta, no había duda.
Al llegar, nos tomamos unas birras, cenamos algo y luego jugamos un póker. El chavalote que estaba muy pesado con jugar quiso hacer la partida a 5 dólares por cabeza, y le dijimos que no era necesario, pero él se empeñó. Total, Elena ganó la primera y yo la segunda. ¡Algo de dinero para el presupuesto familiar! :DD
La gente era muy agradable, sobre todo un chico venezolano de padres polacos (manda cojones con la combinación) llamado Tino. Por su forma de jugar al póker le bautizamos como ‘Tino Cagón’ :P
Antes de acostarnos, salimos un rato fuera, porque nos habían pedido que mirásemos las estrellas. ¡Buf! ¡Qué vistas! ¡Cuántas estrellas! Estaban todas las constelaciones que conocía y algunos que no. Nos quedamos un rato observando el cielo, y, sobre las 3, al sobre, que compartíamos el comedor con 6 más. Eso sí, nosotros en el sofá desplegable ;-)
Control de Gastos:
- Alquiler de Coche: 80 AUS$ (56 €)
- Comida: 20 AUS$ (14 €)
- Cena: 44 AUS$ (30,80 €)
- Póker: -20 AUS$ (-14 €) --> es lo que ganamos
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