Great Ocean Road (Melbourne)
El viaje de vuelta a Melbourne iba a ser más tranquilito que la bajada, con nuestro súper Hyundai Getz. Ya casi no nos quedaban curvas, y solamente nos faltaban por ver canguros, que estaban justo al lado de Fairhaven, en un pueblo llamado Anglesea. Aquí debíamos preguntar por el campo de golf y allí los veríamos. De todos modos, como buenos ahorrativos, antes de irnos nos llevamos todo lo que pudimos y nadie quería, sobre todo, las birras :P
No estábamos muy seguros de esas indicaciones, como os podéis imaginar, pero al llegar al campo de golf vimos una señal que nos decía que estábamos en el lugar correcto :D
Llegaban algunos locales con la familia para ver los canguros, así que solamente tocaba hacer lo mismo que ellos. El único inconveniente es que es un campo de golf, así que las pelotas van volando. El truco es pararse, levantar la mano y esperar a que el ricachón te deje pasar, que suele ser rápido.
Ahí, al pie del primer campo, unos árboles y una familia de 50 canguros, tranquilamente tumbados, comiendo, con las crías, saltando… de todas las formas imaginables, sí, también cagando ;-)
Nos acercamos lo máximo posible, aunque, francamente, no son tan amigables como parecen, así que hay que ir con ojo, porque está lleno de indicaciones para evitar bocados de canguros, que parece ser que es lo que les mola.
Habíamos hecho todo el plan ya, por lo que nos podíamos relajar. Para eso, paramos en una playa llamada Bells Beach, un paraíso de surferos, donde nos tumbamos un rato antes de volver hacia casa.
Una vez en Melbourne, pedimos a Paul que nos viniera a recoger. El plan era ir a la empresa de alquiler para devolver el coche, así estaríamos más cómodos para ir al aeropuerto la mañana siguiente. Para nuestra sorpresa, estaba cerrado, porque los Domingos solamente abren hasta las 11:30. ¡Coño, se van a herniar de currar!
Llamamos al teléfono de contacto y el Call Center nos dijo que tenían un nuevo servicio para dejar el coche en el aeropuerto, pero que costaba 20 dólares. ¡Perfecto! El tren nos iba a costar el doble :DD
Por la tarde noche, vino a vernos nuestro amigo Kirin, de Nueva Zelanda. que estaba de visita por curro. Obviamente, se lo preguntamos a Paul primero, por si no le parecía bien. Pero le gustó tanto la idea que hasta cocinó para todos. Una velada tranquila y agradable, con una buena charla.
Y a la cama prontito que al día siguiente volábamos a Sidney.
Control de Gastos:
- Gasolina: 30 AUS$ (21 €)
- Teléfono: 20 AUS$ (14 €)
No hay comentarios:
Publicar un comentario