miércoles, 11 de noviembre de 2009

La Gran Barrera de Coral (Cairns)

Día 15
Cairns

Nos levantamos pronto, porque Brant nos recogía a las 7:30, para estar en el barco que nos llevaba a la Barrera de Coral, salía a las 8:30, y teníamos que quedar con Bryce, el hijo de Brant, para comprar los billetes. El día estaba un poco tonto, pero, por suerte, aguantó hasta nuestro regreso, jeje.


Los billetes costaban 160 dólares australianos por persona, pero por el enchufismo, teníamos el precio familiar de empleados, 27 dólares por cabeza. Obviamente, le pagamos a Brant el viaje, y, aún así, nos salió el viaje por 81 dólares, unos 55 euros, incluyendo el alquiler de material y la comida en la plataforma. No está nada mal, ¿no?


La primera parada era en Green Island, a unos 50 minutos. Aquí teníamos dos horas para explorar la isla. Estaban cayendo unas gotillas, así que decidimos andar por la playa alrededor de la isla. Había faisanes, y otras aves, y nos encontramos un bicho palo enorme. Después, Brant se las ingenió para que nos dejasen pasar por la cara al mini-zoo que tienen en la isla, con tortugas gigantes y cocodrilos (todavía me cuesta pronunciarlo en inglés, porque los muy cabrones cambian la ‘R’ de sitio y se dice `’cRocodile).


La verdad es que estos bichos sí que dan miedo. Son bastante agresivos y pegan unos saltos del copón. Pudimos ver la hora del desayuno, y es espectacular. Una de las mayores atracciones es el cocodrilo Cassius, el más grande que se conserva en cautividad. Menudo mostrenco, unos 7 metros de grande. También estaban las crías, que parecen tan inofensivas, muerden muy flojito y son hasta graciosos. Pero de pensar en lo que se van a convertir, dan ganas de… de… mejor me lo guardo :P


La sección ‘gore’ del zoo, con las fotos más espeluznantes que podéis imaginar tampoco tiene desperdicio.

Hicimos un té mientras llegaba la hora de salir y nos dirigimos al barco. Un viajecito de una hora aproximadamente, hasta la plataforma en la ancla el barco y se puede nadar.

Aprovechamos para alquilar unos trajes de licra por miedo a las medusas venenosas, un tanto apretaditos :D El agua estaba a unos 26ºC, perfecta para nadar. Nos pusimos las gafas y nos lanzamos al agua. Hicimos unas 2 horas de buceo y vimos cosas increíbles. Además del coral y un montón de peces de colores, pudimos ver un tiburón, no muy grande.


El sitio está muy bien montado, con algunos punto de descanso (flotadores grandes rectangulares) cada cierta distancia. Brant estaba todo el rato subiendo y bajando, pillando todo tipo ejemplares raros, como pepinos de mar, que pesan una burrada.

El paseo fue inmejorable, y teníamos una sonrisa de lado a lado. Pudimos disfrutar de lo lindo y ver, por fin, la Barrera de Coral. Llegó el momento de comer, por lo que volvimos a la plataforma, al buffet libre, bien montado, la verdad.


Tras la comida, montamos la cámara con el adaptador para agua y nos lanzamos otra vez para retratar todo lo posible. La verdad es que es un puto coñazo llevar la cámara, y el océano no es tan ligero como nuestro Mediterráneo, y es bastante incómodo, sin mencionar la dificultad de enfocar un objeto mientras estás nadando con una mano y haciendo fotos con la otra. Parecía un auténtico gilipollas al nadar, pero algunas fotos salieron muy buenas.


Mientras llegaba la hora de alimentar a ‘Wally’, que es un pez gigante maorí que alimentan los de la plataforma, seguimos con nuestras fotos. Después volvimos a ver a este curioso ejemplar de vez, que sube a la parte de la plataforma a que le den comida y se deja tocar, como un perrito.


Bastante cansados, nos dimos una ducha y nos cambiamos, mientras Brant seguía nadando. El bombero torero es incansable. Fue el último en salir del agua, y, por supuesto, el último en llegar al barco.

El viaje de vuelta fue muy tranquilo para mí, pero no para Elena, que estaba bastante mareada y tuvimos que tirar de las pastillas para el mareo. Nos dieron también un tentempié, pero ella no pudo probar ni gota. Casi dos horas de vuelta.

Regresamos de nuevo a Cairns, y estaba cayendo la de Dios. En alta mar hacía sol, pero en el puerto hacía un día de perros. Brant nos llevó a un supermercado, que me tocaba cocinar, y a una licorería, para comprar unas birras y algo de vino peleón para hacer sangría. Fuimos, después, a casa de su madre, que estaba de viaje en Tailandia, y allí nos esperaba su mujer, Chanel. Por cierto, aquí la cerveza Estrella lleva bien impreso 'BARCELONA' :DD


Tomamos unas birras, una buena sangría, una tortilla de patatas, pan con tomate, all-i-oli y unos champiñones al ajillo. Algo de lo nuestros. La cena les encantó, y, a una hora prudente, nos llevó a casa, que teníamos que preparar las maletas para volar el día siguiente a Melbourne.


Nos despedimos de ellos, intercambiamos direcciones, y para casa. Al llegar, nos tocaba explicar a Frank todo el día. Él no pudo venir porque se marea en los barcos, así que era imposible. ¡Birreta y a dormir!

Control de Gastos:
- Parking: 3 AUS$ (2,10 €)
- Tour Gran Barrera de Coral: 81 AUS$ (56,70 €)
- Café: 12 AUS$ (8,40 €)
- Tentempié: 3 AUS$ (2,10 €)
- Trajes de Licra: 10 AUS$ (7 €)
- Cena: 80 AUS$ (56 €)

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