lunes, 9 de noviembre de 2009

Welcome to Australia y gracias Brant


Día 13
Cairns

Desde Tokio a Cairns tomamos un vuelo de unas 7 horas. ¡Joder, en el mapa parecen que están más cerca! Aunque el vuelo es Qantas y Japan Airlines, lo opera la compañía bajo coste de éstas: JetStar. Eso quiere decir que aunque nos dan cena y desayuno, las bebidas con alcohol se pagan, y no puedes explayarte pidiendo agua, zumos, galletas y demás. ¡Putada!

Nada más despegar, cenita y pastillita para dormir (bendito diacepán), que me da para unas 3-4 horas de sueño. Aquí no hay teles privadas, así que toca “coleguismo” en las pantallas. ¡Un truño de programación! Tiraré de iPod y BackGammon. Me hace mucha gracia ver cómo atienden las instrucciones de seguridad los japoneses, ¡qué atentos ellos!

Al bajar, pasamos el control de pasaportes, y dos caucasianos entre tanto oriental cantan como una almeja, así que nos separan para las preguntas rutinarias, o eso dicen. De hecho, me separan a mí, pero Elena me sigue, ¿me habrán visto cara de terrorista? Los visados estaban OK. Ya hemos usado el nuevo pasaporte de Elena, porque en Japón, como teníamos dos aplicaciones pendientes para el visado de Elena, usamos el antiguo. Pasamos con todos nuestros medicamentos y mecheros sin ningún problema. Como hemos llegado muy prontito, sobre las 5 de la mañana, no nos queda mucho qué hacer, más que esperar hasta las 9 para llamar a nuestro amigo en Cairns, Frank, un gay nudista por cierto. Cogemos un taxi hasta el centro comercial donde hemos quedado con Frank, pero todo está cerrado. Aguantamos escribiendo el blog, mientras vemos el arcoíris (¡qué ñoñería!) y ya podemos prever lo verde que es esta zona.


Lo primero es comprar una tarjeta pre-pago australiana, y lo hacemos con la compañía Telstra. Nos han asignado el número (+61) 0428215225, por si alguno se aburre en el curro (antes de comer, ¿eh?) y le dejan llamar al extranjero :P

Finalmente, llamamos a Frank, que nos viene a recorrer, muy veraniego, y nosotros vamos con ropa de Japón, así que sudando como pollos. Vamos a su casa, dejamos las maletas, una duchita y ropa apropiada. Tenemos que comprar otro adaptador para la corriente, porque en Australia y Nueva Zelanda es diferente. Hasta ahora tenemos: el americano y japonés, que es el mismo; el inglés (también para Malasia y Singapur), el africano, y el australiano, también en Nueva Zelanda. ¿Nos faltarán muchos?

Cuando llegamos al centro comercial fuimos a una ferretería y a dos supermercados, y todos nos dijeron de ir a la oficina de Correos para comprar un adaptador. Nunca me lo habría imaginado. En Correos, como era de esperar, no tenían para convertir de Europa ni ninguna otra zona a Australia, sino de Australia al resto del mundo. ¡Muy listos ellos! Lo mejor es que la mujer que estaba atendiendo nos dijo que pilláramos el autobús para ir al principal centro comercial a una tienda llamada ‘BrandBags’ (literalmente ‘Bolsos de Marca’), que allí tendrían. Como le pedimos muchas explicaciones, el tipo que estaba detrás nuestro en la cola, llamado Brant Jones, se ofreció a llevarnos allí, de forma altruista.


Su oferta nos vino que ni de perlas. Nos llevó en coche, y, cuando compramos el adaptador, nos preguntó qué hacíamos durante el día, porque él estaba libre. Nos propuso un plan, aunque tenía un par de tareas para acabar, rápidas, y nos podía llevar a un par de sitios. Era un poco arriesgado, pero accedimos (navaja en mano :DDD).

Brant resulta ser un bombero de Cairns, que, debido a los turnos de trabajo, tiene libres días sueltos, muchas veces entre semana, como era el caso. Su mujer Chanel, su hijo, Bryce y su hija, estudiando en una Universidad de Nueva York con una beca de fútbol, eran su círculo principal; pero también lo era su trabajo, en el que básicamente ayuda a la gente. Podría haber sido un nuevo Jack “el Destripador”, debido a las circunstancias en las que nos conocimos, pero no lo fue :P

Así, fuimos a casa de su madre a recoger unas cosas, y allí hicimos un sándwich y un té. Hubo un momento en el que yo pensaba que estábamos robando en casa de alguien, ¡puto paranoico!. Nos llevó a casa de Frank para coger la ropa de baño y nos dio un breve tour por Cairns en coche. Después, fuimos a su casa, preciosa, enorme, en un lugar idílico, en la montaña, a dejar las cosas que habíamos cargado en casa de madre; y nos llevó a una cataratas naturales llamadas Josephine Falls. De camino, hicimos varias paradas para turistas, haciendo fotos y demás; compramos unas birretas y unos lichis. Compramos varias cervezas locales: Brown Lager, VB, Barefoot Radler, Coopers (Pale Ale), Coopers (Sparkling Ale)… y ni rastro de la famosa Foster’s, que aquí no la bebe ni Dios.


Las cataratas eran brutales, y el agua estaba de vicio. La verdad que recordé mis tiempos mozos, cuando estaba en Ávila e íbamos siempre con los colegas al río a hacer el cafre, saltar de piedra en piedra, trepar paredes, saltar desde mucha altura, etc. Pero no me esperaba hacerlo con un tío de más de 45 años, el bombero Superman :DD



Sobre las 18:30, Brant nos dejó de vuelta en el centro comercial, compramos algo para cenar (y ya era la cuarta tortilla de patatas con pan con tomate), y volvimos a casa de Frank. Por cierto, aunque es un buen tío, la verdad es que tiene demasiadas reglas (más de 15), bastante ecológicas para mí, hasta el límite de tener que beber agua de la lluvia y reciclar de una manera obsesiva. Educadamente, aceptamos todas sus reglas, sin rechistar, pues estamos en su casa, pero sigo pensando que es un friki del copón. Nos tomamos una botellita de vino, un gran clásico en Australia, mientras cenamos y a la cama, que el día siguiente habíamos quedado con Brant, que aún tenía fiesta, para seguir haciendo turismo. Elena se conectó a Internet mientras a mí me tocó hacer toda la limpieza ecológica de los cacharros.

Control de Gastos:
- Taxi Aeropuerto: 22,5 AUS$ (15,75 €)
- Móvil Pre-Pago: 22 AUS$ (15,40 €)
- Supermercado: 29,3 AUS$ (20,51 €)
- Adaptador de corriente: 12 AUS$ (8,40 €)
- Comida: 16 AUS$ (11,20 €)
- Birras: 20 AUS$ (14 €)
- Cena: 35 AUS$ (24,50 €)

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