martes, 11 de mayo de 2010

En el Himalaya: el Everest (Qomolangma) – ¡Feliz Cumplaños Luciano!

Día 168
Everest

¡Feliz Cumpleaños, Lucho! Menudo regalo te vamos a dar: ¡vamos al Everest! Sí, señor, para mí, la parada más impresionante del Tíbet: la montaña más alta del mundo, con 8844 metros de altura, ¡yuju!

A la salida de Shigatse, controles para la gestión de tiempo y velocidad, como era de esperar. Pasamos por el cartel del kilómetro 5000 en la Autopista de la Amistad, una que va desde Shanghai hasta Katmandú. No sé, pero creo que pocas carreteras más largas que ésta debe haber en todo el mundo, ¿verdad?

Hicimos una parada en el puerto que da acceso al Qomolangma, que es como llaman los Tibetanos al Everest. La parada fue obligada para cumplir con los límites temporales establecidos, así que aprovechamos para ir al lavabo, el más desagradable de cuantos hayamos visto nunca, y sacar unas fotos de la zona.

Para comer, en la misma Autopista de la Amistad, el último punto antes de tomar el desvío al camino de cabras que lleva al campamento base del Everest, paramos en el pueblo llamado Tingri. Este pueblo es importante porque aquí se compran las entradas de acceso, y tienes que enseñar el permiso de entrada al Tíbet. El coche se paga por separado.

Y empezamos las vistas…

Hasta la llegada a la zona en la que se puede dormir, que no es lo mismo que el Campamento Base, donde solamente pueden entrar los escaladores, previo pago de unos 10 ó 15 mil euros. No es tan barato subir el Everest, ¿eh?

Para ir hasta allí, hay que tomar un bus que sale de la zona de ‘hoteles’ (por llamarlo de alguna manera, de verdad, es lamentable :D), hasta el Campamento Base del Everest.

Al llegar, subimos una pequeña montaña, cada uno a su ritmo, menos Serafín, que con la emoción no se pudo contener, y tuve que ir rápidamente a darle un “chute” de oxígeno. Si es que… no se pueden hacer estas bromas a 5400 metros de altitud, con un frío y un aire infernal.

¡Era el momento de celebrarlo! Además, el cumple de Luciano… Y de camino, una llamada para la nacionalidad de Elena, ya solventada. ¿Qué más podíamos pedir a este día?

¡A celebrarlo! A nuestra manera, claro. Es decir, saltando… Todos a saltar, coño, que estamos en la cima del mundo.

Regreso a la tienda para dormir, y si hacía frío mientras era de día, cuando se pone el sol, las temperaturas bajan radicalmente. Para entrar en calor, nada mejor que una buena estufa que se alimenta con mierda de yak. Como leéis, se echa mierda seca, y no veas cómo prende y el calorcito que da. ¡Estos animales son la bomba!

La guía ya se había cansado de explicar nuestros gustos culinarios, así que se puso ella a hacer la cena, para no tener que decirle a nadie cómo queríamos las cosas. De noche, Tommy y el chófer nos enseñaron a jugar un poco al Mahjong, ¿qué más podíamos hacer? Luego, a dormir, porque queríamos ver el Everest al amanecer y los primeros efectos de lo que llaman el Föhn o Foehn (se produce en relieves montañosos cuando una masa de aire cálido y húmedo es forzada a ascender para salvar ese obstáculo).


Control de Gastos:
- Bebidas: 30 RMB (3,13 €)
- Comida: 36 RMB (3,75 €)
- Acceso al Parque del Everest: 360 RMB (37,50 €)
- Bus Campamento Base: 50 RMB (5,21 €)
- Cena: 40 RMB (4,17 €)

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