Lijiang
Otro madrugón para desayunar prontito y salir hacia Lijiang. La forma más barata que encontramos fue una furgoneta privada en nuestro hostal, ¿os lo podéis creer? Justo antes de salir, conocimos unos suizos que venían de allí, y nos comentaron que fuésemos a un hostal nuevo llamado “Travellers Inn”. También nos explicaron cómo entrar en la ciudad sin pagar, porque con la coña que es de la UNESCO, hay que pagar 8€ al entrar, para limpieza y mantenimiento. Lo cierto, es que me da la impresión que no lo paga ni el tato, jaja.
Tardamos un par de horitas en llegar, y fuimos directos a buscar el hostal Travellers Inn (lo pongo con dos ‘L’ porque ellos lo escriben así; es una de esas palabras que nunca sé cómo escribir, jeje). Las habitaciones muy bonitas y con Wi-Fi gratis (la clave es: 51881).
Directos a caminar. Sinceramente, Lijiang es un pueblo precioso, que quizás guarda la esencia de la antigua China. Ha sido la ciudad que más me ha gustado, junto con la parte tibetana de Lhasa. Hicimos una paradita para comer y seguimos disfrutando con el paseo.
Hasta que llegamos a la plaza central, donde se encuentra el símbolo de la ciudad: los molinos de agua.
Allí, se agrupaban los locales para hacer bailes tradicionales.
Vimos algo de artesanía, muy común en Lijiang: camisetas pintadas a mano, como la de Bruce Lee y Jackie Chan, debatiendo como los héroes de las películas chinas de artes marciales.
Y otras cosas más.
Con uno de los artesanos, apodado Ronaldiño (sí, con Ñ), por su sombrero, que parece ser muy común en la zona, jaja.
Nos sorprendió la cocina de insectos, con chili, por supuesto.
Regresamos al hotel a recoger a Lucho, que se había ido a echar una siesta, y se quedó Tommy, que no quería ir a cenar. Eso complicó un poco la comunicación durante la cena, aunque pudimos sobrevivir y solamente tuvimos que devolver un plato, jaja.
La ciudad de Lijiang, de noche, es incluso más bonita, por el juego de luces, aunque se llena de turistas chinos, sin control. ¡Hay muchísimos!
Pillamos unas birretas nuevas para nosotros, y nos las tomamos en el hostal, hablando con la gente que lo llevaban y riéndonos un poco.
Entre medio del día, mi padre me había llamado para darme la terrible noticia, un auténtico mazazo: habían tenido que sacrificar a mi adorable gato, mi buen Danko. Ya se había hecho viejo, pues iba a cumplir 16 años en breve, y, desde que nació, había tenido una enfermedad crónica en el riñón; así que demasiado agradecidos debíamos estar por haber estado tanto con nosotros. ¡Que en paz descanse mi adorable Danko! Unas fotos para recordarlo, sniff, sniff.
Control de Gastos:
- Desayuno: 20 RMB (2,08 €)
- Mini-Bus a Lijiang: 50 RMB (5,21 €)
- Comida: 60 RMB (6,25 €)
- Hotel: 60 RMB (6,25 €)
- Merienda: 22 RMB (2,29 €)
- Cena: 85 RMB (8,85 €)
- Birras: 30 RMB (3,13 €)
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