Mui Ne
Otro madrugón, para estar a las 6:30 en el bar para hacer el desayuno y llegar los primeros a la agencia de viajes y asegurarnos un sitio para Gaili. Como era de esperar, retraso en la salida del autobús. Gaili no viene con nosotros en el mismo bus, pero sale y llega a la misma hora que nosotros.
Elena, Lucho y yo nos metemos en el ‘súper’ bus con camas (sleeper), resulta ser muy curioso, algo más cómodo que ir sentado, pero cutre como su puta madre. Como los asientos van numerados, al menos en este trayecto, nos dan los asientos del final, donde hay 5 juntos, con muy poco espacio. Al menos, Luciano y yo pillamos los que dan al pasillo para poder estirar las piernas. Elena cabe mejor.
5 horas de bus hasta Mui Ne, con una parada a tomar algo. A la llegada a Mui Ne, lo primero es hacer la reserva del siguiente trayecto, que nos llevará a Dalat. También tenemos que reservar el billete por separado de Gaili, pero en el mismo autobús. Ya con billete para la siguiente parada, la tarea es buscar hotel. Gaili no se sentía muy bien y se quedó medio dormida sobre las maletas, mientras yo las vigilaba. Elena y Luciano fueron a la caza de habitación.
Mui Ne me recordaba mucho a cualquier pueblecito de la Costa Brava, pero plagado de rusos. Sí, sí, es un destino altamente famoso para rusos (¿será por la hermandad comunista?). Muy bonito el sitio, con precios muy razonables (no en vano, seguimos en Vietnam) y el paraíso de Kite Surf de la zona.
El hotel escogido estaba bastante bien, aunque seguían los problemas comunicativos con la gente. Ya somos expertos en leer vietnamita del diccionario, incluso innovamos la combinación de palabras y nuestros gestos son ya impresionantes, jaja.
Gaili, que seguía algo pachucha, fue enviada a dormir para reponer fuerzas. Nosotros salimos a comer y a conocer un poco la zona. Aprovechamos para reservar el tour que se hace en esta zona, con un buen regateo, como era de esperar a la hora de reservar el jeep que nos llevaría el día siguiente.
Seguimos caminando, y fuimos a recoger a Gaili para ir al bar más exclusivo de Mui Ne, el Sankara. Altamente pijo, elegante y muy bien decorado, al más puro estilo Marbella.
El lavabo también era muy original, tanto que Luciano quiso dejarles un regalito. Es que, a nuestro Lucho le gusta el lujo :DD
Tras la cerveza más cara de Vietnam, pero aún barata para nuestros estándares, salimos a conocer los sitios para cenar. Gaili, aún enferma, a la cama directa, a las 19:00. Elena, Luciano y yo caminamos más por el pueblo, tomándonos una cervecita, y preguntando precios.
Llegamos a una zona que está llena de restaurantes muy locales, con infinidad de pescado y marisco fresquísimo. Preguntamos precios en todos y regateamos, hasta que finalmente nos quedamos con el que más nos gustó, y donde no había ni un turista, solamente locales.
De camino, en un restaurante vendían tiburones para comer, y aproveché para tocarlo. Vale, solamente había 5 dedos de agua y no era muy grande; pero he tocado un tiburón vivo, ¿eh?
La elección fue el restaurante Quan Cay Dua, con mucho marisco fresco, tan fresco que al sacar las gambas de la pecera para pesarlas, coleaban y saltaban por ahí. La única peculiaridad de este sitio que es tenía “ratas de mar”. ¿Qué son? Pues son ratas normales, pero como está pegado a la playa, van subiendo en busca de comida y por eso son de mar. No se acercan a las mesas ‘habitadas’. También vimos lechuzas, cazando ratas.
La cena, excelente, y baratísima. ¡Qué bien! Tenían unos caracoles de mar que pesaban cada uno 1 kilo, ¡vaya tela! Las gambas (una docena, 2 euros) estaban cocinadas con una salsa casera de tamarindo: ¡buenísimas!
Con la barriguita bien llena, andamos de vuelta hacia el hotel, pero vimos happy hour en un bar llamado Jive’s, con billar gratis. No era el mejor billar del mundo, por estaba inclinado por los lados y costaba mucho meter las bolas (¡válgame Dios, cómo suena esta expresión!). Echamos unos billares, lo justo para probar lo malísimos que somos los tres. No somos tan, tan malos, pero en esta mesa, pasamos de ser lo peor a lo puto peor. Al menos, nos hicimos unas risas y bebimos algo.
Cuando terminó la oferta, como no quisieron mantenernos el precio, decidimos cambiar de bar. Fuimos al único que quedaba abierto. ¡Pero qué golfos somos, joder! Allí había algunas personas, y una mesa tocando la guitarra. Nos unimos rápidamente, para disfrutar.
La que tocaba la guitarra y sus amigos eran todos rusos, pero con el traductor simultáneo de Elena era mucho más fácil. También había dos noruegos morados y un brasileño, tirándole los tejos a todos lo que se movía.
Como buena rusa que era la guitarrista, compositora solista en depresión profunda, solamente tocaba canciones tristes, profundas. La tipa, había vivido en Cuba y ahora estaba viviendo en Vietnam. Vamos, que le falta China y Corea del Norte para hacer la ronda comunista.
Cuando decidieron ir con la tragedia vital, nos unimos a otra mesa en la que estaban jugando a las cartas. Hicimos un par de manos y a sobar. El día siguiente no teníamos hora, porque habíamos contratado el viaje de ‘puesta de sol’ y no el de ‘amanecer’.
Control de Gastos:
- Desayuno: 46000 VND (1,80 €)
- Tentempié: 40000 VND (1,57 €)
- Comida: 90000 VND (3,53 €)
- Cena: 85000 VND (3,33 €)
- Bebidas: 190000 VND (7,45 €)
- Hotel: 240500 VND (9,43 €)
Hola!
ResponderEliminarSomos una pareja de Barcelona que viajamos a Vietnam en Marzo. Quisiera saber dónde cogistéis el bus hacia Mui Né en CHCM.
Gracias!