miércoles, 17 de febrero de 2010

Tranquilidad en Halong Bay

Día 111
Halong Bay

Todo estaba en calma, ni un solo ruido, nadie alrededor, desde la venta, Halong Bay era perfecto, emocionante, encogiéndonos el corazón.

Mi pobre corazón: oxidado
Mi pobre corazón: encogido
Mi pobre corazón: todo el año
Mi pobre corazón: todo lo bueno vivido
Mi pobre corazón: lo más malo
Mi pobre corazón: lo divino, lo valiente, lo cobarde, lo esperado
Mi virtud y mi defecto, mi barranco y mi camino
Mi pobre corazón: no importa que sea pequeño
Mi pobre corazón: siempre te echa de menos
Mi pobre corazón: que no le caben ya las penas, siempre que me duele me lo llevo de verbena
Mi pobre corazón: que me mantiene con vida
Mi pobre corazón: siempre la luz encendida
Mi pobre corazón: que a veces quiere salir
Mi pobre corazón: que está enganchado al speed
Mi pobre corazón: en directo
Mi pobre corazón: en domingo
Mi pobre corazón: en pelotas
Mi pobre corazón: en fa sostenido

Os dejo algunas fotos que tomamos, es más fácil. Además, sois un poquillo vagos para leer tanto, jaja.









Después de algo tan bonito, ostión en la puerta… Nos llaman para desayunar. Menos mal que ya estábamos despiertos. Aunque parezca que nos fuimos a dormir tardísimo, no eran más de las 12:00, pues la cena fue a las 19:00, y ya era noche profunda. Lo peor es que el desayuno fue una auténtica basura. De haberlo sabido, nos quedamos durmiendo.

Vang y yo fuimos a recoger las pruebas de nuestro saqueo. Por cierto, la caja era de la otra cerveza de Hanoi, llamada Halida.


Nos preguntaron si habíamos sido nosotros, a lo que él respondió muy rápidamente que sí y se ofreció a pagar la caja por instigador. Pues nada, metimos el resto en la nevera y las dejamos enfriar. ¿Qué podíamos hacer?


Después de desayunar nos obligaron a dejar las habitaciones (check-out), dejando todas las maletas en el comedor. Pero había otra parada: una aldea de pescadores.

Yo creo que era más unos barcos de turistas que eran visitados por algunos pescadores, más que lo que nos proponían, ¿verdad? Encima, para ir a visitarlo tenías que bajar del barco a otro barquito que nos recogía por la cocina y que costaba 3 ó 4 dólares. ¡Estos vietnamitas estafadores! (*Aclaración: cabe recordar que ya estamos muy hasta las pelotillas de lo – y perdón por lo que voy a decir – hijos de putísima que son los vietnamitas. Se sortean ostias cada día y nos reprimimos no sé por qué. Realmente son odiosos, y más al Norte, más cabrones, estúpidos, maleducados e insoportables).




Al menos, pudimos ver la cueva donde se esconde James Bond en una de las últimas pelis :O




Y ahora, otra estafa: eran dos comidas incluidas. Todo el mundo espera que sean a bordo, ¿no? Pues no, nos dejaron en puerto antes de comer y allí nos recogió una furgoneta en que no cabíamos todos, pero tuvimos que meternos como bien pudimos.

Desde ahí, 10 minutos conduciendo, nos llevaron a un piso patera que habían montado mesas con sillas en las diferentes plantas y nos sirvieron sopa, arroz, pescado y verduras, bebidas no incluidas (pero teníamos cervezas, jeje). Así que, a bordo, hicimos 1 desayuno, 1 comida y 1 cena. La segunda comida fue en tierra, 1 hora después de salir del barco. ¡Es para matarlos!


Peor aún fue cuando nos tocaba regresar hacia Hanoi, y no había espacio para ir todos juntos. Alex, el chico canadiense, se nos unía como nuevo compañero de Luciano durante unos días, así que éramos cuatro que nos metieron en un puto bus en el que cabían 2 más: Luciano en el asiento del copiloto con maletas, Alex sobre un hierro sentado, y nuestros asientos los rotos. ¡Se sortean ostias!


Hicimos una parada en el mismo sitio que a la ida, y nos encontramos con Belén, que se iba directa a Hanoi para volar ya a Barcelona, vía Bangkok.

Al llegar a Hanoi, exactamente a la hora prometida, fuimos al hotel donde habíamos reservado los billetes para ir a Sapa en un par de días. Alex compartía con Luciano. Dejamos las cosas, nos dimos una ducha y salimos a dar un paseo. Habíamos quedado con Vang y Tony para cenar, y con Amy y Zoe para tomar una cervecilla.

Estábamos ya en búsqueda del libro de Laos, para empezar a informarnos. Lo mejor es esperar a que un vendedor ambulante salte sobre ti en alguna terraza de un Bia Hoi. Pero no, nos apareció una niña de otra mesa jugando, que tenía figuritas de papel con chicas para vestir y tal, y se le dio una Elena, haciendo referencia al color rubio del pelo; ella se quedaba con la morena :DD


No encontramos el libro, pero fuimos a ver el sitio donde las inglesas nos habían dicho de quedar. Como era de esperar, nos habían dejado tirados sin previo aviso, y tuvimos que llamarlas a ver dónde caían. Me molestaba un poco la actitud, porque éramos plato de segunda mesa, pero Luciano quería acercarse y tal. Cuando llegamos, resulta que ya conocían a Alex de otro tour en Saigón o por ahí.

No nos quedamos mucho porque ellas querían dormir y también sus otros 5 acompañantes, por lo que quedamos como los pringaos que dejan tirados esperando, llegan tarde a la cena como consecuencia, se piden una cerveza y el grupo se les va a mitad, pero bueno. Habíamos quedado con Vang y Tony para cenar, mucho más formales :DD

Hicimos una cena rápida en un sitio muy económico que conocíamos, y de ahí salimos a tomar la última. Como estábamos con la mentalidad ‘Halida’, probamos la especial antes de irnos a dormir.


Control de Gastos:
- Bebidas: 90000 VND (3,53 €)
- Merienda: 56000 VND (2,19 €)
- Cena: 130000 VND (5,09 €)
- Hotel: 190000 VND (7,45 €)

No hay comentarios:

Publicar un comentario